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Mostrando las entradas de marzo, 2009

Visiones de un desafío

Azul intenso. Sombras que prolongan su dominio e imponen sus matices claroscuros sobre el mar de Paracas, en el inicio de un nuevo día que despierta tarde por la ausencia del sol. Y en esa mañana que sigue vestida de amanecer, el viento corre con premura propagando en las orillas del desierto costero, el aroma salino del Pacífico. Y en esa mañana de cielo sin brillo ni resplandores que se impone en la playa Atenas, aparece un mechón del arco iris... breve, fugaz, acaso milagroso. Azul intenso que empieza a suavizarse. Sombras que se difuminan, se aclaran, desaparecen. Renace el sol, Paracas calienta. Se llena de luz, de brillos intensos. Noche de campamento en las orillas de una Laguna Grande. Noche de vientos rumorosos, de carpas que flamean como banderas y de pequeños remolinos de arena. Y en esa larga noche de sueños postergados en una laguna que no es una laguna, sino una sosegada orilla del Pacífico, un zorro del desierto se acerca, invade, se entromete al campamento con andar dub

Clic de la Semana

Detrás de los muros zigzagueantes de Sala Punku, uno de los complejos arqueológicos del santuario histórico de Machu Picchu, aparecen como una contradicción los vagones del tren que se dirige a Aguas Calientes. Su estridente paso quiebra el silencio, rompe la atmósfera que induce a la serena contemplación del legado incaico y de la inspiradora belleza de un valle sagrado. Resistido por muchos, defendidos por otros, el tren es el principal medio de transporte para los turistas que visitan Machu Picchu. En los últimos años, la frecuencias se han incrementado y, en los próximos meses, es bastante probable que una empresa más empiece a operar en la línea férrea. Esta situación, más allá de lo comercial, debería llevarnos a pensar en los daños ambientales que el aumento del tráfico ferroviario podría ocasionar en la flora y fauna del santuario, espacio que se debe proteger no sólo por su riqueza natural, sino por sus monumentales complejos de piedra. Explorando estuvo en la zona, recorrien

Como la primera vez

Donde el autor recuerda con cierta dosis de nostalgia su primera vez...en Pisac y Ollantaytambo por si acaso; o ustedes pensaban otra cosa. No es la primera vez que estoy en Pisac y Ollantaytambo, pero extrañamente siento que nunca antes he estado frente a sus prodigiosos andenes, sus colosales recientos de piedra, sus extenuantes escaleras. Es extraño, pero tengo la impresión que mis pasos me llevan por caminos nuevos y que mi vista se regocija ante panoramas aún desconocidos; entonces, nace la misma emoción, la misma energía revitalizadora que apareció en mi visita precursora al valle Sagrado de los Incas, cuando mis sueños de ser un periodista viajero estaban a punto de hacerse realidad. Varios años han pasado desde aquella travesía, pero en este retorno extrañamente ataviado de primera vez, me acompaña una sensación de descubrimiento mientras asciendo por escaleritas casi infinitas o me pierdo con deleite por las calles estrechamente empedradas. Camino sin prisas, lejos del bullir