Enigmáticos y poderosos los guerreros-sacerdotes grabados en la epidermis de piedra del complejo arqueológico del Cerro Sechín, provincia de Casma (Ancash) son una evidencia más del valioso legado arqueológico del Perú, un país de antiguas civilizaciones y relatos legendarios.
Las paredes del edificio principal del templo de Sechín -descubierto por el arqueólogo Julio C. Tello en 1937- muestran una serie de personajes que son parte de una eterna procesión de vida y muerte, de huestes triunfadoras y enemigos derrotados, muertos, descuartizados.
Erigido probablemente en el año 1,900 a.C., las más de 350 imágenes del complejo arqueológico muestran grupos de hombres con trajes y atavíos ceremoniales y una serie de despojos humanos (brazos, piernas, ojos vísceras, entre otros), esculpidos a ambos lados del acceso principal al templo.
Mágico y revelador, Sechín es un interesante paradero arqueológico para todos aquellos que exploran el Perú.
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