Desde el interior de una pequeña capilla, varios comuneros andamarquinos observan con atención a un niño que hace palpitar el tambor, anunciándole a las montañas, al viento y la madre tierra, que la tradición se ha cumplido.
Todos los años, el camino pedregoso que viborea hasta la laguna de Yarpo -a 40 minutos a pie del centro urbano-, se estremece con los sonidos del tambor y el andar de quienes se alejan del pueblo para realizar el pagapa.
El tributo a la pachamama es uno de los momentos más emotivos y trascendentes del Yaku Raymi o Fiesta del Agua que remece las alturas del distrito de Carmen-Salcedo Andamarca (Lucanas, Ayacucho).
Una vez más, Explorando estuvo allí, viendo a don Nicanor preparar y entregar las ofrendas a la tierra. Observamos su paciencia y sabiduria. Recibimos la coca que nos invito, escuchamos sus palabras en quechua y compartimos sus deseos de buena siembra, de buenas cosechas.
Después de la ceremonia, iniciamos el retorno. No hubo prisas. Brindamos con vino mezclado con aguardiente, jugamos con barro y nos detuvimos en Yarpocapilla, donde Nicanor y su ayudante ingresaron para colocar la cruz de camino que, el 1ro de mayo, habían llevado a la iglesia de su pueblo.
Fue en ese instante que ellos y sus acompañantes se convirtieron en las sombras que motivan este clic, con el que iniciamos las entradas sobre la vistosa, colorida y siempre emotiva celebración andamarquina.
Comentarios
despues de la alegria tambien existe la tristeza ya que despues del despacho de esta Fiesta del agua, los familiares-amistades-amigos- se despiden como se dice watacamaña, claro si la Existencia lo permite, y bien por los vistantes que desde España Barcelona y de la Republica de Arequipa hayan estado diciendo Presente Tierra Linda!!! y demas hijos y amistades del resto del Pais, y gracias a los amigos de EXPLORANDO PERU, POR LA VISTA A LA TIERRA DEL LOS ANDENES Y CUNA DEL DANZANTE Y DEL RICO QUESITO ANDAMARQUINO. CONMIGO HASTA OTRA OCASION salu botella gracias trago!! chaynachu manachu señor CABILDOOO !!!!!
El que da las gracias soy yo. El pueblo de Andamarca siempre me ha recibido con cariño y me ha enseñado y permitido ser parte de sus costumbres.
Ojalá que la siembra y la cosecha sea venturosa y que los andenes andamarquinos estén rebosantes de verdor.
Un saludo cordial,
r.v.ch.