De manera sorprendente, los gobiernos de Perú y Bolivia han sido conminados a dictar medidas que prohíban la práctica de masticar (chacchar o picchar) hojas de coca y el uso de la planta en la fabricación de productos destinados a consumo masivo.
Este pedido, exhortación, exigencia o capricho, es realizado por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), una dependencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que parece desconocer la importancia de la coca -la hoja, no la cocaína por si acaso- en las comunidades andinas.
En Explorando rechazamos el pronunicamiento de la JIFE, por ser invasiva y emanar un desagradable tufillo neocolonialista. El chacchado -por si aquellos iluminados no lo saben- es una costumbre muy arraigada en Perú y Bolivia y cualquier intento por proscribirla -además de inviable- generaría serios conflictos sociales.
Presumo que los miembros de la JIFE nunca han compartido un puñado de hojitas de coca con un campesino. Nunca han sentido su revitalizadora energía. Nunca hicieron un pago con ella a la bendita pachamama o a los apus sagrados.
¿Será por eso que no entienden? ¿Será por eso que confunden lo tradicional con lo delictivo y a la coca con la cocaína?
Imagino, también, que ni siquiera han espantado al soroche y al frío con un matecito filtrante e industrializado, tampoco han probado un caramelo o brindado con un macerado o un coca sour... No, perdón, qué barbaridad. Ellos no van más allá de la Coca Cola que, por no ser andina, está libre de toda sospecha.
Comentarios
Yo también estoy de acuerdo contigo. Solamente personas acostumbradas a este mundo "light" no aceptan costumbres ancestrales que nos permiten ser más humanos.
Saludos,