Donde al autor, a falta de campamentos, chococheladas o pachangas de cualquier tipo, reflexiona o arremete contra el año que termina. No tengo muchas quejas en tu contra 2010. Total, no has sido un año decepcionante ni terriblemente malo. Tampoco te crezcas. No creas que voy a pasarte la mano o hacerte la patería solo porque ya te vas, porque pronto serás solo historia. Eso no te salvará. No diré que fuiste bueno. No serás amnistiado ni indultado de ninguna de tus culpas, menos te ensalzaré o halagaré exageradamente por lo bueno que trajiste. Así que prepárate para leerme en tu agonía, en tus últimas horas, antes de las bombardas que anunciarán tu final y le darán la bienvenida al 2011 que, al igual que tú, será recibido con infinitas esperanzas y buenos deseos. Pero no te preocupes. Ya te lo dije: no has sido un año fatal y no mereces ser despedido con furia. Eso sí, y te lo digo abierta y enconadamente, en algún momento me hiciste creer que serías memorable. Me engañast...