La esplendora belleza del Titicaca se ve mancillada por la contaminación que afecta a la bahía de Puno. Descuido y desidia, daño ecológico que no se castiga ni se remedia, que se observa impune y dolorosamente en las orillas lacustres de la ciudad principal del altiplano peruano. Una terrible tragedia, un artero atentado contra la fuente generadora de vida en esta región del país. Evidencia clara de la ingratitud del hombre frente a su entorno, de su incapacidad de preservar su medio ambiente, de cuidar sus recursos naturales y económicos. El Titicaca está enfermo en Puno. Lo saben quienes viven en la ciudad, lo descubren con congoja los miles de turistas que zarpan del puerto, que recorren la bahía, que llegan hasta el hotel Sonesta Posada del Inca, para visitar el buque Museo Naval Yavarí, uno de los colosos de la llamada "flota de hierro", la poderosa escuadra que la Marina de Guerra mantuvo en las aguas del lago navegable más alto del mundo. La contaminación está en todos...