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Mostrando las entradas de marzo, 2011

Clic de la semana

Hace más de una década, cuando me despedía de Ayacucho por primera vez, un arco iris apareció en el horizonte de la vieja Huamanga. Al verlo tuve la certeza de que tarde o temprano, volvería a esa ciudad de nostalgias y tristezas que empezaba a sacudirse de las sombras del terror que acecharon sus calles y plazas, en las últimas décadas del siglo pasado. El pálpito se haría realidad. Desde entonces, retorné varias veces a esta tierra de eximios cantores y guitarristas, de hábiles artesanos y diestros panaderos que hornean la chapla, ese pan sin miga o corazón, igualito a "las mujeres huamanguinas", como aseguran con insistencia las voces del despecho.  Y en todas esas idas y venidas por los templos huamanguinos, por los talleres de los artesanos de Santa Ana y Belén, por las gloriosas pampas de Ayacucho y las calles eternamente silenciosas del pueblo de Quinua, el arco iris jamás volvería a aparecer. La semana pasada, los caminos me llevaron otra vez a esta región