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Mostrando las entradas de julio, 2006

Especial Fiestas Patrias II

Tumbes y Piura La Costa del Sol Aproveche el feriado largo y encuéntrese con el mar en las playas del norte. No se arrepentirá... Despiertas. Te desperezas. Miras a tu alrededor. No hay nadie o hay muy pocos. Goce en soledad. Te sientes el dueño del mar y de sus olas, el dueño del mundo. Te levantas. ¿Caminar de nuevo?, no, mejor no, mejor zambullirse en el Pacífico infinito, el Pacífico y sus aguas calientitas, ricas, relajantes. Inolvidables. Veranear todo el año. Sí, también en el invierno, por qué aquí, en Punta Sal y en Zorritos, en Máncora y en Colán, exquisitas playas tumbesinas y piuranas, el calorcito siempre está de moda, siempre es una justificación o una excusa para tomar abrasadores baños de sol en una irresistible hamaca o dejarse acariciar por los vaivenes del mar. Días de relajo a más de mil kilómetros al norte de Lima. Días en los que sus únicas preocupaciones serán decidir en qué playa pernoctar y escoger entre un buen ceviche de conchas negras, una enorme langosta en

Especial Fiestas Patrias

Caballos peruanos de paso Los embajadores silenciosos Pasos de tradición, elegantes y sobrios, simplemente majestuosos; pasos en la costa y en la sierra, en los valles y quebradas, también al ladito del mar o al pie de una montaña. Pasos peruanos, peruanísimos, únicos, antiguos y admirados, aquí y allá, en todo el mundo. Y esta crónica se escribe y debe ser leída paso a paso, bueno, al menos en sentido figurado, porque aquí, de lo que se trata, es de imaginar y reconstruir a través de las palabras y frases, el cuatricentenario andar del Caballo Peruano de Paso, una noble raza o casta equina que es considerada Patrimonio Nacional y Embajador Silencioso del Perú. Ahora cabalgamos hacia el pasado, para descubrir los orígenes de una raza que enorgullece a todo un país por su porte y señorío, su temperamento y vigor, su resistencia y docilidad, y, claro, su trote suave y arrogante, auténtica armonía entre el garbo y el movimiento. Todas estas razones lo convierten en el mejor caballo de sil

A brindar con masato

No es una insinuación, tampoco la expresión de un deseo velado de continuar con los festejos por el primer aniversario de Explorando Perú . En realidad es pura coincidencia, una de esas casualidades de la vida que nunca faltan la que me hace publicar este post, con la fotografía de una mujer asháninka de la comunidad de Coriteni Tarzo (provincia de Satipo, Junín), en plena faena de preparación del tradicional masato , la bebida infaltable en el verdor amazónico. A puro punche y con gran esfuerzo, el ollón con varios kilos de yuca y camote sancochado es molido, triturado, convertido en masa pastosa con un remo "disfrazado" de cucharón. El procedimiento es más que agotador y la señora lo realiza en silencio, totalmente concentrada y sin mirar a los curiosos que pululan por su minúscula comunidad, perdida en el exuberente follaje que tapiza las orillas del río Tambo. En la selva se masatea de día y de noche, cuando hay fiesta o hace calor, cuando llega un visitante o se van los

Explorando de Fiesta...

Hay viajes que se inician sin pensarlo mucho. Sin tener un mapa de la ruta y sin saber muy bien lo que se encontrará en el destino elegido. En esas travesías inesperadas se valoran los pálpitos, entonces, uno se deja guiar por las corazonadas y saborea la ansiedad de conocer o descubrir un lugar maravillosamente impensado. Hace un año, inicié uno de esos periplos sin rumbo ni itinerario definido. Lo decidí de un momento a otro, sin tener muy en claro lo que haría en la ruta. Sí, todo comenzó por la insistencia de Sandro Medina Tovar, amigo y colega que me convenció -o ¿obligó?- a subirme al viaje de palabras e imágenes de los weblogs. En un par de minutos y casi sin darme cuenta, Sandro me había convertido en un blogger. Al fin tenía una ventana propia para contar mis historias y anécdotas de periodista andariego; un espacio en el que podría publicar mis vivencias con absoluta libertad, sin esperar la aprobación o los tijeretazos de algún sesudo editor. En aquel momento de partida, cu

Clic de la Semana

Una niña de la comunidad nativa de Coriteni Tarzo, provincia de Satipo (Junín), se desentiende de sus deberes escolares, para darle una miradita de seria ternura al lente viajero de Explorando Perú. A pesar de las carencias y la inadecuada infraestructura, en la única aula del Centro Educativo Estatal 31823, el experimentado profesor Leonidas Portero Sergio -"tengo 25 años de experiencia, amigo"-, enseña las primeras letras en ashaninka y en español, a sus alumnos de siempre y a los visitantes inesperados que por esa cosas de la aventura, armaron sus carpas en las orillas amazónicas del río Tambo. Y mientras la niña vuelve a sus cuadernos, su maestro me explica en tono pausado y rutinario que en el idioma ashaninka no existe la "U" -para alegría de los aliancistas-; luego anuncia la llegada del recreo y los pequeños alumnos -descalzos, tímidos, movedizos- juguetean en el monte, desvisten un árbol cargado de naranjas o se dan una escapadita a sus casas, siempre rústi

Silencio selvático

Q uería escribir, expresarme, nutrir con palabras e imágenes los espacios virtuales de Explorando Perú , pero no había forma de hacerlo. La falta de Internet amordazó mis post y me obligó a refugiarme en el silencio, mientras surcaba las aguas peleadoras del río Tambo, recorría las sendas ancestrales del pueblo ashaninka , o escuchaba voces de leyenda en una noche de misteriosa oscuridad. Experiencia de verdor en una tierra cercanamente distante: distrito de Río Tambo, provincia de Satipo , región Junín, en la calurosa espesura de la Selva Central… sí, allí donde el monte es una enhiesta cadena de colinas conquistadas por el follaje exuberante y los ríos corren presurosos para entregar sus aguas a los serpenteantes tributarios del Amazonas. Tanto por contar y escribir. Y es que cada parada en la travesía - ¿zarpamos de Puerto Ocopa o Puerto Chata? - cada conversación – me llamo Reunel y soy de la comunidad de Betania, ¿usted conoce? - y hasta cada comida – ¿se anima por una chupadora