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Mostrando las entradas de julio, 2008

Clic del 28

Repetir las palabras libertarias de San Martín o cantar el himno nacional no es nada original en estas fechas. Por esa razón, obviaremos la histórica proclama y el vibrante somos libres, en este post que pretende ser un saludo de Fiestas Patrias . Tampoco publicaremos un sendo mensaje a la Nación. Esos menesteres se los dejo al presidente de la República. Total, èl es ducho en las lides verborréicas, por lo que este humilde viajero prefirió dejarle la cancha libre al gobernante, que habló hasta por los codos en el Congreso de la República. Así que pensando y buscando como celebrar las fiestas patrias, encontré esta imagen en la que una mujer de Huamachuco (La Libertad) luce un llamativo bolso con el escudo nacional. Ojalá nomás que la fotografía no altere los nervios del ministro de Defensa, Antero Flores-Aráoz, quien en los últimos días se ha convertido en el algo así como el Supermán de los símbolos patrios. En todo caso y dejando a un lado el sarcasmo, Explorando Perú le desea a to

Que viva el circo

Donde el autor se aleja temporalmente de la puerta del pasado y arremete con patriótica indignación en temas de la coyuntura nacional. Circo sin carpa. Funciones al aire libre y en varias pistas. Payasos, magos, malabaristas, encantadores de serpientes y hasta hombres invisibles. Un gran elenco. Un gran espectáculo señor-caballerito, digno de un país que se catapulta hacia el primer mundo –se alborota el anunciador-, que es la envidia de todos sus vecinos –agrega al borde del paroxismo-, que le saca cachita a la crisis planetaria –sentencia con voz imperial-. Circo en vivo y en directo. Todos los días y para todo el territorio nacional, sin comprar entradas ni hacer largas colas. Vamos, anímese, prenda la TV, escuche la radio, deténgase y lea los titulares de los periódicos. Sea parte del show, diviértase, no sea amargado. Crea y aplauda con entusiasmo porque la función está buenaza. Siempre mejor que la de ayer. Circo madeinPerú con congresistas que graban sus conversaciones “privada

Miradas tras la puerta

Rostros que asoman tras aquella puerta simbólicamente real que nos lleva a descubrir las alturas huanuqueñas. Hijos de los Andes, hombres y mujeres de altura, niños de mejillas cárdenas, quemadas por el sol y el viento. Gente que comulga con la tierra y las montañas. Pastores, arrieros, campesinos de manos sarmentosas. Herederos de una cultura legendaria. Sombreros, ponchos, polleras. Colores intensos, vistosos, llamativos que contrastan con la orfandad cromática del uniforme escolar, tan opaco, tan gris, tan fuera de sitio en comunidades que resplandecen bajo los rayos de un sol vigoroso, liberado de nubes y de sombras. Miradas, rostros, voces que nadie escucha. Palabras, sentires, inquietudes sempiternas que no rebasan aún, esa oprobiosa puerta de indiferencia y olvido que divide al Perú entre lo urbano y lo rural, entre lo moderno y lo antiguo, entre lo andino y lo occidental. Cómo derribar esa puerta, cómo mantenerla abierta para que todas las miradas y voces sean importantes. La

Clic de la Semana

Una puerta cerrada en Tantamayo. Una puerta vieja y gastada -también insegura- que se presenta como una revelación a los ojos del viajero. Y es que al descubrirla después de varias, muchas, quizás demasiadas horas de andar motorizado por una trocha con sueños de carretera, se tiene la certeza -y, claro, la inmensa alegría- de haber llegado a un pueblo cargado de añoranzas. Entonces, aquella puerta desportillada que clama por una mano de pintura, se transforma en la entrada simbólica a un Perú distinto, ajeno a los afanes turísticos, ignorado por el creciemiento que anuncian con bombos y platillos -y, tal vez, sin verdad- los banqueros e inversionistas. Una vez más , Explorando traspasó una de las tantas "puertas" del país, que te llevan a zonas de gran belleza pero de grandes olvidos, como Tantamayo (3,800 m.s.n.m.), en la provincia de Huamalíes, Huánuco, un distrito de geografía encrespada con casitas típicamente andinas y un magnífico legado arqueológico. A lo largo de est

Correo con sorpresa

Hoy he vuelto de Huánuco, pero antes de contarles mis andanzas por aquellas tierras de los nobles Caballeros de León, quería compartir con Ustedes una breve crónica que hace algunos meses publiqué en la revista Cordillera al Límite del Ecuador. No crean que es el cansacio y la pereza la que me llevan a "echar mano" al texto en mención. De ninguna manera. Es sabido por todos los lectores de Explorando que en más de una ocasión me he autoproclamado como vago profesional o algo así, pero cuando se trata de contar un viaje -sobre todo por lugares poco conocidos como los que acabo de visitar- suelo ser bastante laborioso. Así que mi proverbial vagancia no tiene relación con esta entrada. La causa es otra y trataré de explicársela en "dos papazos", porque este pechito viajero come papa, aunque no sé que hago escribiendo sobre papas, cuando debería estar contando que hoy, al abrir mi correo electrónico después de varias lunas, encontré un mensaje de la administradora del

El retorno del Chasqui

Hoy todos o casi todos hablan del Paro Nacional. Si hay transporte público en las calles, si la gente salió a trabajar, si se bloquearon carreteras o si ya se armó la grande, el pleito, la bronca en algún lugar del país. Así se presentan las cosas esta mañana de protesta, convocada por la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP), una jornada que, contra todos los pronósticos, ha tenido el invalorable e inesperado apoyo propagandístico del mismísimo gobierno y sus ayayeros de turno. Y es que en esta ocasión, la célebre escopeta de dos cañones -compañera entrañable de muchos líderes apristas- falló de manera flagrante, disparando más de un tiro por la culata, como el "genial" spot publicitario en el que aparece Vladimiro Montesinos o el incomprensible llamado a las tropas del ejército, para que los uniformados pongan en vereda a los ¡cuatro comunistas! que quieren alborotar el país. Pero me estoy saliendo del tema. No iba escribir sobre el paro, menos de la escopeta de

Espejismos costeros

Como si se tratara de un espejismo salvador o la afiebrada visión de un delirio, la mar irrumpe amplia y majestuosa detrás de la rigurosa sequedad del desierto costero del Perú; entonces, las dunas se convierten en orillas insinuantes, en playas que seducen y cautivan con el vaivén refrescante de sus olas. Esa extraña conjunción entre el desierto y el mar, es uno de los rasgos característicos de la costa peruana, una estrecha franja geográfica de 250 kilómetros de ancho a los pies de la cordillera de los Andes, que cobija un rosario de pueblos pintorescos, una sucesión de deliciosas caletas pesqueras y un sinfín de playas serenas o de olas beligerantes, propicias para los retos de adrenalina de los deportes náuticos. Más de tres mil kilómetros de norte a sur, desde la frontera con el Ecuador hasta los límites con Chile. Más de tres mil kilómetros de baños prolongados y siestas en la orilla, que hacen del antiguo país de los Incas, un auténtico deleite para los admiradores del océano.