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Mostrando las entradas de junio, 2006

Sábado de fiesta

Inca en la pampa Originally uploaded by Explorando Perú . Junio 24. Perú de fiesta, inquietante, vívido, exótico y seductor. Rituales y bailes en la pampa y en la selva, también en el ombligo del mundo. Voces en quechua, cadenas humanas, brindis con chicha o masato, en los Andes o la Amazonía; brindis por el Sol o el agua de los ríos, por el hombre de sangre Inca que habla con los dioses antiguos y el shaman del monte que se entiende con las plantas y los animales. Y vibra la altura ayacuchana. Chaccu , chaccu gritan las voces ancestrales en la Reserva Nacional Pampa Galeras Bárbara D’Achille ; chaccu , chaccu y se juntan centenares de manos campesinas, manos comuneras para arriar a centenares, quizás miles de vicuñas, doncellas de los Andes admiradas por su belleza, codiciadas por sus finísimos vellones. Chaccu , chaccu y la gente corre, se agita, las rodea, las conducen a un corral. Chaccu , chaccu y el rugido comienza a silenciarse y se rompen las cadenas humanas y las vicuñas

Clic de la Semana

Cuando el sol despunta en el bosque de piedras de Huayllay (Pasco), el horizonte andino se convierte en una hoguera fulgurante; entonces, se desdeña al frío y se ignora al viento congelado, para contemplar en silencio ese instante mágico, único, quizás irrepetible. Fabuloso espectáculo de luces y sombras en la sierra central del Perú. Intenso despertar en un bosque de misteriosas formaciones pétreas. Seducción anaranjada, ígnea, encendida en los reinos del soroche o mal de altura y los grados bajo cero, donde la llegada de taita inti (padre sol), entibia la vida y alegra los corazones. Considerado como el bosque de piedras más alto del mundo, el Santuario Nacional de Huayllay se encuentra a 4 mil metros sobre el nivel del mar. Su extensión supera las 6 mil 500 hectáreas y sus formaciones rocosas -esculpidas caprichosamente por la acción del viento y el agua- tienen, en algunos casos, más de 70 millones de años. Antes del final de la aurora y el despertar definitivo del sol, logramos

Reflexiones frente al mar

Salud... y despedida H ace unos días encontré en mi libreta de apuntes, un texto que escribí al vuelo en la playa de Atacames (Esmeraldas-Ecuador), mientras hacía hora para empezar la vuelta a Lima. No fue fácil descifrar mis propios jeroglíficos, pero finalmente lo hice y rescate esta nota. Estoy solo mirando el mar y tomando una cerveza. Y es que debo matar el tiempo de alguna manera, porque mi bus a Guayaquil sale a las 11 de la noche y, para colmo de males, la tarde está gris. No puedo hacer fotografías. A pesar de mi “desgracia” y del cielo apagado, la playa de Atacames, es un hormiguero de gente, una pasarela de siluetas y cuerpos -¿no sé si escribir de grasas desbordantes?- afanados en broncearse. Pero qué importa si hay unos kilitos de más, no estamos en un concurso de belleza y los bañistas se muestran como son y con total desparpajo (bravo por eso), olvidándose de los rollitos atrevidos que no entienden de fajas ni de personal training. Hoy, todos parecen sentirse hermosos ce

Análisis político... (¡Qué horror!)

El Triunfo del Cáncer Hoy abandonamos el camino, para publicar un comentario sobre el triunfo electoral de Alan García Pérez , quien el 28 de julio asumirá la presidencia de la República por segunda vez. Se acabaron las promesas y quimeras, las denuncias y ataques virulentos, también los mítines, las caravanas y los bailes. Y es que todo tiene su final y nada dura para siempre ni siquiera esta maratónica campaña electoral de más de medio año, que terminó con la victoria del cáncer… perdón, disculpen, fue un lapsus brutus; ahora sí lo escribiré bien: con la victoria del candidato del partido aprista , Alan García Pérez. Eso sí, hago notar que lo del cáncer no es una invención mía. El calificativo tiene su historia y mis compatriotas saben a qué me refiero; sin embargo, como sospecho o quiero creer que varios extranjeros recorren los caminos viajeros de Explorando, explicaré de qué se trata. Sin palabreo y yendo directo al grano como un loro hambriento, les cuento que para

Anécdotas

Cine sobre ruedas Una viejísima película de Cantinflas –grabada de la televisión- y una copia pirata de los pequeños karatecas, fueron los primeros filmes que vi en un bus interprovincial. Eso ocurrió en mis años de universitario, cuando con un grupo de compañeros decidimos pasar la Semana Santa en Tarma , aunque para ser honestos nuestras intenciones no eran nada santas, más bien malvadas, casi demoníacas. La novedad mató el aburrimiento del viaje nocturno y, de paso, entretuvo el serpenteante ascenso hasta el altísimo Ticlio (4818 m.s.n.m), abra temida y respetada en la que más de un viajero bisoño o experimentado ha sentido mareos, vértigos y náuseas, síntomas inequívocos del soroche (mal de altura). Desde aquella travesía precursora en los primeros años de la década del 90’, he recorrido miles de kilómetros viendo sin ver a indestructibles mastodontes yanquis que salvan al mundo de las amenazas terroristas (léase árabes), a extraterrestres afanados en conquistar la tierra y a poli