Donde el autor vuelve a las andadas y en vez de escribir sobre su último viaje a Huancavelica, se atreve a publicar este extraño texto, inspirado en el paro de los maestros. Desde el balcón de mi primer hogar en Jesús María, veía marchar a los profesores de mi colegio, la 1100. Ellos estaban en huelga, en esa gran huelga de los últimos años de la dictadura militar que coincidió con mi estreno como estudiante de primaria y mi debut como espectador de los mundiales de fútbol. Así, entre las arengas de los profesores, el intercambio de figuritas para el álbum de Argentina 78, y los comunicados oficiales del ministerio de Educación que se leían en las pausas de los programas televisivos, fui aprendiendo a leer el mi mamá me mima en las páginas del ya mítico libro Coquito. Aprendí a pesar de la huelga y de esas marchas de la que era testigo desde mi balcón, lo que me permitía identificar a los profesores de esa escuela experimental en la que se estudiaban “las ciencias y...