Lejos del centro con sus emblemáticas casonas de sillar. Cerca a un estadio y una posta médica que más de un taxista no conocen ni de a oídas. A unas cuantas cuadras del mercado de un barrio popular y periférico, en el que no hay campiñas sosegadas y la ciudad deja de ser monumental para convertirse en un animado enjambre de casas a punto de terminarse o a medio construir. En un espacio urbanizado por la asociación de vivienda Santa Mónica del distrito de Jacobo Hunter, al que se arriba preguntando y averiguando por una posta de nombre patriótico que evoca a una de las tantas batallas sin victorias de la Guerra del Pacífico. Allí, en el Alto de la Alianza, un lugar que los sociólogos y otros investigadores no dudarían de calificar como una zona emergente, vive y crea un artesano premiado y reconocido por el mismísimo concejo provincial de Arequipa. Sí, a un par de cuadras de la ya mencionada posta, en una calle sin nombre en el que los lotes y las viviendas se iden...