Historias por contar. Anécdotas que se van quedando en el tintero por el fragoroso ir y venir de las últimas semanas. Y es que caminé en las regiones de San Martín y Amazonas. Y sólo volví a Lima para saludar, despedirme, cambiar de mochila, reforzar el equipaje con polares y casacas. Debía partir con prisa hacia la altura, el frío, la lluvia y, quizás, hasta el granizo de la provincia de Espinar (Cusco). De tanto viajar me olvidé de escribir. Me siento en falta con ustedes, abnegados y apreciados lectores de Explorando; y, también, estoy en deuda con la gente que conocí y me apoyó en mis últimas aventuras. Y es que aún no cumplo con transmitir el mensaje de los pobladores de Galilea, El Dorado y Nueva Omia, caseríos a los que se llega sólo caminando, comunidades fundadas por emigrantes de las serranías de Piura y Cajamarca, que encontraron en la espesura del monte un lugar para cimentar sus anhelos y esperanzas. Tampoco he escrito las palabras trajinadas de los arri...