Totalmente recuperado. Se acabó la fiebre futbolera o mundialista y, poco a poco, la vida va retomando sus cauces normales que, en el caso particular de Explorando, son -a decir de muchos- bastante anormales, al menos para los que están acostumbrados a los horarios de oficina y a la marcación de tarjetas no solo laborales, como le sucede a más de uno (tremendos pisadazos… uy, perdón no quise decirlo).
En Explorando no hay tarjetas de ningún tipo ni siquiera telefónicas o de presentación. No marcamos ni nadie nos marca, aunque a veces no estaría mal un poco de presión de parte de alguna agraciada señorita, preferentemente viajera y que entienda que aquí se trabaja, aunque parezca que uno anda siempre de vacaciones o con fiebre futbolera, porque ya vuelve la Libertadores y el otro año es la copa América.
Así que tarde o temprano tendré una recaída, aunque no será tan grave como el mal que me aquejó durante Sudáfrica 2010. Fue casi fulminante y me alejó de los caminos durante varias semanas. Pero tuve una mejoría en los cuartos de final. Y es que este viajero tiró para el monte y se dio una escapadita hacia Concepción, Chupaca y Huancayo (Junín), para conocer el trabajo de varios artesanos del valle del Mantaro.
Fue un recorrido intenso y vertiginoso, de vivencias y encuentros con maestros del arte. Arcilla y barro en Quilcas y Aco, harina y pan recién horneado en Concepción, telares y mantas de arco iris en Hualhuas, escenas campesinas buriladas en mates en Cochas Chico, tejidos con hilos de plata en San Jerónimo de Tunán y hasta faenas agrarias en Marcatuna, donde se ordeña, se hila, se dirige la yunta, también se baila, se brinda, se chaccha coca con cal.
Y así, yendo y viniendo de la margen derecha a la izquierda del Mantaro, escuchando con interferencias los goles alemanes frente Argentina, viendo a Casillas y a Villar atajar sendos penales entre bocados de trucha bien fritita, se pasaron las horas y los días y tuve que retornar a Lima, donde vaya a saber por qué, fui posponiendo estas palabras. Quizás haya sido un rezago o el último síntoma de la fiebre mundialista.
*Explorando Perú agradece las atenciones recibidas en Huancayo y el invalorable apoyo de Alberto Rodríguez, la dirección regional de Turismo de Junín y el proyecto Rally.
*Lea la nota sobre los arfareros de Junín publicada en el suplemento Variedades, haciendo clic aquí.
En Explorando no hay tarjetas de ningún tipo ni siquiera telefónicas o de presentación. No marcamos ni nadie nos marca, aunque a veces no estaría mal un poco de presión de parte de alguna agraciada señorita, preferentemente viajera y que entienda que aquí se trabaja, aunque parezca que uno anda siempre de vacaciones o con fiebre futbolera, porque ya vuelve la Libertadores y el otro año es la copa América.
Así que tarde o temprano tendré una recaída, aunque no será tan grave como el mal que me aquejó durante Sudáfrica 2010. Fue casi fulminante y me alejó de los caminos durante varias semanas. Pero tuve una mejoría en los cuartos de final. Y es que este viajero tiró para el monte y se dio una escapadita hacia Concepción, Chupaca y Huancayo (Junín), para conocer el trabajo de varios artesanos del valle del Mantaro.
Fue un recorrido intenso y vertiginoso, de vivencias y encuentros con maestros del arte. Arcilla y barro en Quilcas y Aco, harina y pan recién horneado en Concepción, telares y mantas de arco iris en Hualhuas, escenas campesinas buriladas en mates en Cochas Chico, tejidos con hilos de plata en San Jerónimo de Tunán y hasta faenas agrarias en Marcatuna, donde se ordeña, se hila, se dirige la yunta, también se baila, se brinda, se chaccha coca con cal.
Y así, yendo y viniendo de la margen derecha a la izquierda del Mantaro, escuchando con interferencias los goles alemanes frente Argentina, viendo a Casillas y a Villar atajar sendos penales entre bocados de trucha bien fritita, se pasaron las horas y los días y tuve que retornar a Lima, donde vaya a saber por qué, fui posponiendo estas palabras. Quizás haya sido un rezago o el último síntoma de la fiebre mundialista.
*Explorando Perú agradece las atenciones recibidas en Huancayo y el invalorable apoyo de Alberto Rodríguez, la dirección regional de Turismo de Junín y el proyecto Rally.
*Lea la nota sobre los arfareros de Junín publicada en el suplemento Variedades, haciendo clic aquí.
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