Señor Alan García Pérez Presidente Constitucional de la República del Perú. De mi mayor consideración.- Me dirijo a Usted, para expresarle de la manera más respetuosa posible (algo que debería aprender, si me permite el consejo) mi malestar y fastidio frente a sus constantes arremetidas verbales, contra todos los ciudadanos que no pensamos como Usted y que, de manera democrática, disentimos con muchas de sus ¿geniales? propuestas. En verdad, es bastante desagradable para mí -e imagino para muchos peruanos, escucharlo con cierta frecuencia a la hora del desayuno, queriendo destrozar con sus adjetivos, los argumentos y críticas planteadas a su gestión, desde diversos sectores sociales y políticos. No lo tome a mal, señor Presidente, pero le aconsejo que duerma unas horitas más. Así –y disculpe esta frase un poquito soez- matamos dos pájaros de un solo tiro: evitamos la indigestión de muchos compatriotas y Usted no empaña su fama de brillante orador, con esas diatribas matutinas cargadas ...