Como si se tratara de una película de aventuras, una señorita vestida a la usanza inca, cruza el puente colgante Pucayacu, paso obligado en el camino pedestre que une los distritos de Llama y Yauya, en la llamada Zona Conchucos (provincias de Mariscal Luzurriaga y Carlos Fermín Fitzcarrald, Áncash).
Paso a paso. Con lentitud. Aferrándose a las cuerdas. Calculando cada una de sus pisadas, la Ñusta avanza con sigilo sobre el puente maltrecho. "No mires hacia abajo", le gritan, le ordenan... pero es imposible no ver el vacío, la profundidad, los 20 metros de altura que la separan del cauce torrentoso del río Yanamayo.
Tejido hace algunos años con las técnicas que emplean los pobladores de Queswachaca (el mítico puente incaico del Cusco), Pucayacu debe ser restaurado. Ese fue uno de los mensajes que propagó la I Caminata de Integración Mancomunidad Municipal Zona Conchucos, un esfuerzo andariego por los antiguos caminos del Inca, en el que Explorando participó activamente.
Y arribaron los caminantes. Y se escuchó el pututu de Felipe Varela y las autoridades de Llama y Yauya se reunieron en una playa fluvial. Propuestas, debates, un acuerdo: faenas comunales, reparación del puente, carrera de Chasquis el 20 de noviembre, entre las fiestas de aniversario de los dos distritos.
La reunión terminó con una merienda: cancha y cuy, chicha y unas cuantas cervezas. Después, la vuelta al camino, el ascenso fatigante... y el clic de la Ñusta haciendo pirueta en una superficie que se bambolea, que presenta vacíos, que parece a punto de venirse abajo.
Pero no pasa nada. Las cuerdas resisten. La realidad es diferente a las películas. Pucayacu no cae. Pucayacu, a pesar del olvido, sigue uniendo a dos pueblos.
Comentarios
Puca es rojo; yacu es agua. Podría traducirse como agua roja.
Hace dos años que no se le da mantenimiento. El puente fue tejido no hace mucho tiempo.
Saludos,
r.v.ch.