No es que uno ande buscando o inventando motivos para brindar o empinar el codo, pero hay ocasiones en esta vida (digo en esta por si acaso hayan otras) en las que se presentan algunas señales tentadoras que, de una u otra manera, te incitan o te llevan por el “mal camino”.
Y como uno no es un santo, cualquier indicio o señal para romper con la penosa rutina de viajero anclado -sólo temporalmente- a la gran ciudad, se convierte en un hecho prodigioso… más aún si es sábado, más aún si es verano, más aún si uno está que suda la gota gorda en una oficina con complejo de sauna.
Así que aquí andaba de lo más aburrido peleándome con un texto sin pies ni cabeza y quejándome lastimeramente del calor, cuando de pronto se me ocurre chequear mi bandeja de correo, sin mayores pretensiones que las de eliminar los mensajes spam.
Justo en lo mejor de mi faena de exterminador de basura publicitaria, aparece en mi pantalla una irresistible copa de pisco sour, acompañada de un titular que informa que hoy, sí, este sábado de bochorno y sudor, se celebra el Día Nacional del famoso cóctel que, según algunas versiones, fue inventado en el bar Morris del centro de Lima, en la primera mitad del siglo pasado.
El mensaje, enviado por la Comisión de Promoción del Perú (PromPerú), era una de esas señales de las que escribí al principio; pero, a diferencia de muchas otras, esta tenía, además, una marcada connotación patriótica, porque en los últimos años el pisco sour se ha convertido en un auténtico símbolo de peruanidad.
Y como no se deben ignorar los llamados de la patria, no tengo más remedio que unirme a las celebraciones y alzar una –o quizás dos, tal vez tres- copas de la emblemática bebida. Ah, los “sacrificios” que uno debe hacer por su país.
Y como uno no es un santo, cualquier indicio o señal para romper con la penosa rutina de viajero anclado -sólo temporalmente- a la gran ciudad, se convierte en un hecho prodigioso… más aún si es sábado, más aún si es verano, más aún si uno está que suda la gota gorda en una oficina con complejo de sauna.
Así que aquí andaba de lo más aburrido peleándome con un texto sin pies ni cabeza y quejándome lastimeramente del calor, cuando de pronto se me ocurre chequear mi bandeja de correo, sin mayores pretensiones que las de eliminar los mensajes spam.
Justo en lo mejor de mi faena de exterminador de basura publicitaria, aparece en mi pantalla una irresistible copa de pisco sour, acompañada de un titular que informa que hoy, sí, este sábado de bochorno y sudor, se celebra el Día Nacional del famoso cóctel que, según algunas versiones, fue inventado en el bar Morris del centro de Lima, en la primera mitad del siglo pasado.
El mensaje, enviado por la Comisión de Promoción del Perú (PromPerú), era una de esas señales de las que escribí al principio; pero, a diferencia de muchas otras, esta tenía, además, una marcada connotación patriótica, porque en los últimos años el pisco sour se ha convertido en un auténtico símbolo de peruanidad.
Y como no se deben ignorar los llamados de la patria, no tengo más remedio que unirme a las celebraciones y alzar una –o quizás dos, tal vez tres- copas de la emblemática bebida. Ah, los “sacrificios” que uno debe hacer por su país.
Comentarios
Saludos,
No disculpa, bromeando solamente.
Pero ves, aqui en Pekin, tengo que tomar la bebida prohibida, pues ya no tenemos del nuestro!!! Y tenemos que pedir a nuestros amigos franco-chilenos de prestarnos un pocito del de ellos...
Acabo de decrubrir tu blog. Felicitationes y buena suerte.
Yo tratare de tener el mio, pero me falta tiempo. No soy ni periodista ni soltero si ninos...
Y eso toma tiempo.
Avísame cuando inaugures tu bitácora, para brindar con pisco.
Saludos,