Pueblos silentes de calles vacías. Quietud y sosiego en una plaza que empieza a despojarse de las sombras. Amanece. Sale el sol en Vilca. Despiertan los viajeros. Se asoman a la plaza. La glorieta, la iglesia, los cerros como telón de fondo. No hay nadie o hay muy pocos. Los comuneros se han marchado al campo, a sus estancias, a cuidar a sus ganados.
Calienta el día. Los viajeros excursionan. Suben hacia un mirador. Visiones desde la altura: la laguna Papacocha, varias caídas de agua, faldas montañosas tapizadas de verdor y el pueblo aún vacío, con su puente de piedra, con sus comuneros ausentes, con su río de aguas murmurantes.
Retorno a las calles de Vilca. Casas cerradas. Paredes de adobe y balcones de madera. Puertas con candados. Techos de calamina. Y seguimos andando. Nuestros pasos resuenan y levantan polvo. Nuestros pasos parecen conducirnos hacia el pasado. Nuestro pasos nos llevan a Huancaya, otro de los destinos de la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas.
De Vilca a Huancaya. Un puñado de kilómetros. Una vía cimbreante. Varias cascadas en un río encañonado, cercado por montañas inmensas. Es mediodía. Un puente de cal y canto nos da la bienvenida.
Otra plaza desierta, más calles vacías, más puertas cerradas. Una iglesia de piedra. Un par de turistas en busca de hospedaje. Un lugareño que los recibe con los brazos abiertos. Varias mujeres que ofrecen truchas con papa sancochada.
Más andanzas. Más pueblos sin comuneros. Vitis, Miraflores, también Alis, pero solo el domingo, no la noche del sábado, no cuando se celebra el 90 aniversario de creación política del distrito y se arma la fiesta en la plaza y se hace una campeonato futbolero en una cancha que coquetea con el río.
Pero cuando termina la celebración y se acaba el calentito y se acallan los sones de la banda, el pueblo vuelve a su sosegada realidad de calles vacías y casas cerradas. Los comuneros están en el campo mientras los viajeros siguen andando y escuchando el palpitar de sus pasos.
*Sepa cómo llegar a Nor Yauyos Cochas haciendo clic aquí
Calienta el día. Los viajeros excursionan. Suben hacia un mirador. Visiones desde la altura: la laguna Papacocha, varias caídas de agua, faldas montañosas tapizadas de verdor y el pueblo aún vacío, con su puente de piedra, con sus comuneros ausentes, con su río de aguas murmurantes.
Retorno a las calles de Vilca. Casas cerradas. Paredes de adobe y balcones de madera. Puertas con candados. Techos de calamina. Y seguimos andando. Nuestros pasos resuenan y levantan polvo. Nuestros pasos parecen conducirnos hacia el pasado. Nuestro pasos nos llevan a Huancaya, otro de los destinos de la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas.
De Vilca a Huancaya. Un puñado de kilómetros. Una vía cimbreante. Varias cascadas en un río encañonado, cercado por montañas inmensas. Es mediodía. Un puente de cal y canto nos da la bienvenida.
Otra plaza desierta, más calles vacías, más puertas cerradas. Una iglesia de piedra. Un par de turistas en busca de hospedaje. Un lugareño que los recibe con los brazos abiertos. Varias mujeres que ofrecen truchas con papa sancochada.
Más andanzas. Más pueblos sin comuneros. Vitis, Miraflores, también Alis, pero solo el domingo, no la noche del sábado, no cuando se celebra el 90 aniversario de creación política del distrito y se arma la fiesta en la plaza y se hace una campeonato futbolero en una cancha que coquetea con el río.
Pero cuando termina la celebración y se acaba el calentito y se acallan los sones de la banda, el pueblo vuelve a su sosegada realidad de calles vacías y casas cerradas. Los comuneros están en el campo mientras los viajeros siguen andando y escuchando el palpitar de sus pasos.
*Sepa cómo llegar a Nor Yauyos Cochas haciendo clic aquí
Comentarios
Saludos Leonel,
r.v.ch.
Sigue cosechando éxitos Rolly!
Nancy
Saludos,
r.v.ch.