Ir al contenido principal

Pasos para curarse de la amigdalitis

Donde el autor se olvida de las crónicas de viaje, para incursionar -sin mayor éxito creemos- en el intrincado campo de la medicina o quizás del curanderismo, con este inusual o disparatado tratamiento contra la amigdalitis.

Ante el fracaso estrepitoso de decenas de pastillas, jarabes, brebajes pestilentes y pócimas de sabores castigadores para el paladar de cualquier ser viviente, decidí experimentar en mi propio cuerpo -mismo Daniel Alcides Carrión, el mártir de la medicina peruana- con un tratamiento alternativo que terminara con el ardor de mis amígdalas.

Estas me atormentaban desde mi retorno de la provincia de Lauricocha (Huánuco) y la cordillera de Huayhuash, un viaje memorable que realicé hace más de tres semanas y que, por andar de vago... no, no, que estoy escribiendo, si soy recontra trabajador: uhmm, me corrijo entonces: por planificar nuevas travesías se fue quedando en el tintero, donde -lamentablemente- continúa hasta hoy.

Y no me pregunten si permanecerá ahí para siempre. Eso no lo sé en este momento. De lo que sí estoy seguro es de que la inflamación de mi garganta desapareció, gracias al tratamiento que detallo a continuación y que, sinceramente, recomiendo seguir:

Paso 1: Armar la mochila y salir de casa
Camine al paradero más cercano. Súbase a un taxi, combi, micro, taxi cholo, mototaxi o lo que sea y diríjase al terminal de Yerbateros. Ya en el lugar, busque un ómnibus que tenga como destino la ciudad de Jauja (Junín). Antes de subir consulte el precio del pasaje y pregúntele al "llenador" si el vehículo tiene calefacción y si esta opera perfectamente.

Paso 2: Noche de sauna
Si el "llenador" no es un farsante y la calefacción del bus es realmente poderosa, Usted pasará varias horas en un sauna rodante. No se preocupe, el sudor es parte del tratamiento. A pesar del sofocón trate de dormir hasta su destino.

Paso 3: Rocando en Jauja
A la madrugada llegará a la que fuera la primera capital del Perú. Baje despacio (para no tentar al soroche), abríguese (lo puede afectar el cambio de temperatura) y busque un mototaxi que lo conduzca a cualquier hotel para descansar un par de horas. Tras el sueñito reparador, enrumbe a la antigua estación del tren y ubique la couster que sale para el pueblo de Tanta (miércoles y domingo al mediodía).

Paso 4: Rayos y truenos
Si bien estará en la couster a Tanta, tenga presente que su destino no será ese pueblo de la provincia de Huarochirí (Lima). El tratamiento impone bajar en el abra de Portachuelo (4,770 m.s.n.m.). Cuando se quede solo, arme su carpa con rapidez, y, ni bien termine, métase en ella (no importa que no sean ni las cinco de la tarde) y abríguese hasta con la funda de la bolsa de dormir. Si es creyente récele a su Dios con toda su fe, para que no lo parta un rayo y la nieve no cubra por completo su refugio.

Paso 5: Ganarle al sol
Despiértese temprano (si pudo dormir claro está), desarme el campamento y échese andar -o a esquiar en esta caso- por la pampa cubierta de nieve. Sea cuidadoso, vaya sin prisa y concéntrese. Por andar distraído podría extraviarse y salirse del camino que conduce a Mullucocha, Escalerayoc, Cuchimachay y el fabuloso apu Pariacaca.

Paso 6: Hay golpes en la vida
Después de ofrendar hojitas de coca al mítico dios-montaña, de enfrentar los peldaños de piedra de Escalerayoc, de contemplar los trazos rupestres de Cuchimachay y de bordear la laguna de Mullucocha por un camino que viborea en la falda de un cerro, resígnese a soportar con estoicismo una metralla de granizos enormes como canicas. No intente buscar refugio ni cubrise con la mochila. Es inútil. No hay salvación.

Paso 7: Prohibido detenerse
Pase lo que pase, manténgase en marcha. Hágalo aunque ya no sienta los brazos, las manos y los dedos, aunque sus labios estén tiesos y apenas pueda pronunciar palabras, aunque se sienta como un bloque de hielo. Su abnegación será recompensada un par de horas después, cuando en el horizonte aparezca Masho, una estancia modesta y casi abandonada.

Paso 8: Invadir propiedad privada
Si no ve a nadie en la estancia, golpee todas las puertas. Si una llegara a abrirse de pura chiripa, irrumpa en ese ambiente de adobe sin pensarlo dos veces. Ya en el interior, busque pellejos de cordero, frazadas y cualquier cosa que pueda abrigarlo. Luego, quítese la ropa mojada, póngase las prendas más secas de su mochila y cobíjese en la bolsa de dormir hasta recuperar el calor.

Paso 9: Inventando excusas
Cuando tarde o temprano aparezca un poblador y le pregunte qué diablos hace en la casa de su primo, ponga cara de sufrimiento y cuéntele -si puede entre sollozos- su congelante experiencia. Si sus palabras son convincentes, no será echado a patadas. Es más, el lugareño se apiadará de Usted y, con un poco de suerte, hasta le preparará una sopita.

Paso 10: Barriga llena, corazón contento
Al terminar la sopa -con papas y charqui- agradezca a su benefactor con una sonrisa amplia y pregúntele cuánto le debe. No hay que aprovecharse de la gente. Después de apaciguar al estómago, vuelva a arroparse y duerma a pierna suelta. Si su compañero de travesía ronca como una locomotora, no dude en aventarle algo para silenciarlo. El sueño es vital para este tratamiento.

Paso 11: De vuelta al camino
Levántese temprano. Aliste sus cosas. No se lleve ni los pellejos ni las frazadas. Cuando todo esté en su sitio, decida a qué pueblo se dirigirá: Tanta, Huachipampa o San Lorenzo. Si elige esta última opción, prepárese para una larga, agotadora y casi interminable caminata.

Después de todos estos trajines, Usted se habrá olvidado de sus amígdalas inflamadas.

Advertencia: es posible que durante el tratamiento se presenten otras dolencias o males: hipotermia, calambres, pulmonía, ampollas, soroche, fulminación por rayo y múltiples contusiones (por meterse en casa ajena), dependiendo de las características particulares de cada paciente.

De presentar estos achaques, consulte con un médico de verdad, porque Explorando no tiene más recetas por ahora.

*Vea imágenes de la ruta al Pariacaca haciendo clic aquí.
*Lea sobre la ruta a Huayhuash pinchando aquí.

Comentarios

Anónimo dijo…
Bien! y para la gripe? un viajecito al Callejón de Huaylas!

Entradas más populares de este blog

Fiesta en Andamarca

Yaku Raimi Cuando las aguas están de Fiesta Texto: Rolly Valdiva Chávez Del polvo del archivo rescatamos una crónica sobre la fiesta del agua en Andamarca, que publicamos originalmente en septiembre de 1999 en La Última Página del diario oficial El Peruano. El texto rescata las costumbres de una celebración que se mantiene vigente en esta pequeña comunidad ayacuchana, conocida como la "capital de los Rucanas" (un aguerrido pueblo preincaico) y la "ciudad de los andenes", por la proliferación de terrezas cultivables esculpidas en los cerros por los ingenieros andinos. Al publicar esta nota, Explorando Perú quiere brindar un homenaje a los esforzados comuneros andamarquinos, quienes hasta en las épocas de mayor violencia política, siguieron respetando sus viejas costumbres, perpetuando una tradición de siglos. Fiesta de comuneros. Revolotear de trenzas y polle­ras. Oleadas de chicha de jora y calentito. Zapateo interminable. Pueblo con­quistado por un batallón de mági...

Oxamarca: una historia entre la niebla

Explorando sale del letargo o de su agonía -usted escoja el término que más le guste- con esta crónica en la que el autor relata su visita a Chocta, un complejo arqueológico del distrito de Oxamarca (Celendín, Cajamarca) que está cubierto por las brumas del olvido y la indiferencia. Estamos de vuelta, una vez más. Pasará . Es difícil saber si lo dicen por convicción o si se trata tan solo de un amistoso engaño, de esos que suelen acompañarse con una sonrisa condescendiente y un par de palmaditas en el hombro, aunque en este momento de niebla y frío, de lluvia indecisa y sol opaco, nadie se acerca con ansias de brindar consuelo; entonces, surge la duda: y si ellos realmente lo creen. Esperar . Es lo único que queda. Tal vez, como afirman los que nacieron aquí, el mal momento pasará, más temprano que tarde pasará, entonces, todo será igual que en las jornadas anteriores -despejadas, brillantes, luminosas-, ideales para descubrir, tras las espinosas marañas del verdor, los mur...

A brindar con masato

No es una insinuación, tampoco la expresión de un deseo velado de continuar con los festejos por el primer aniversario de Explorando Perú . En realidad es pura coincidencia, una de esas casualidades de la vida que nunca faltan la que me hace publicar este post, con la fotografía de una mujer asháninka de la comunidad de Coriteni Tarzo (provincia de Satipo, Junín), en plena faena de preparación del tradicional masato , la bebida infaltable en el verdor amazónico. A puro punche y con gran esfuerzo, el ollón con varios kilos de yuca y camote sancochado es molido, triturado, convertido en masa pastosa con un remo "disfrazado" de cucharón. El procedimiento es más que agotador y la señora lo realiza en silencio, totalmente concentrada y sin mirar a los curiosos que pululan por su minúscula comunidad, perdida en el exuberente follaje que tapiza las orillas del río Tambo. En la selva se masatea de día y de noche, cuando hay fiesta o hace calor, cuando llega un visitante o se van los...