Sin “aceitar” a nadie hice un auténtico “faenón" en el norte, en la Huaca Rajada, donde hay un museo nuevo, un museo que se inaugurará mañana; aunque este pechito viajero, lo visitó antes que muchos, antes que casi todos.
Y no crean que entré subrepticiamente, amparado por sombras cómplices y andando de puntillas. No, nada que ver, entré por la puerta grande y observé con paciencia y deleite, cada una de las vitrinas que muestran los ornamentos, las joyas y hasta la osamenta del Sacerdote Guerrero, el cuarto personaje en importancia de la civilización Moche.
Eso me explicaría después, el arqueólogo Luis Chero, quien labora en la Huaca Rajada desde el célebre hallazgo de la tumba Señor de Sipán en 1987, quien está seguro que en este rincón lambayecano, queda tanto por descubrir que ocho generaciones de investigadores tendrán el trabajo asegurado.
Y no lo dice en broma. Queda mucho por investigar, mucho por hallar en las pirámides de adobe de los antiguos norteño. Eso quedó demostrado claramente en el 2007, cuando en la Tumba Catorce, se encontró al Sacerdote Guerrero, personaje importante, principal, que aparece siempre en la iconografía moche.
El Museo de Sitio –con un área de mil metros cuadrados- es, por ahora, la última morada del Sacerdote Guerrero. Cuando la recorrimos, varios obreros se encargaban de darle los toques finales a las paredes pintadas de rojo. Dejaban todo listo para la inauguración de mañana.
Pero el museo no es lo único que se inaugurará mañana. A pocos metros de allí, se ha levantado un centro artesanal, donde las diversas asociaciones de artesanos de los poblados adyacentes, ofrecerán sus productos a los turistas que visiten el complejo arqueológico.
Allí también ingresé. Allí también hice un “faenón”, conversando, enterándome, riéndome con las señoras que bordaban, con la mujer que me servía un vasito de algarrobina, con la señora que repujaba el cuero y, claro, escuchando esas voces esperanzadas que me decían que todo saldría bien, que ganarían un alguito más para parar la olla y darle una mejor educación a sus hijos.
El dictado de los tallares de capacitación, la construcción del centro artesanal y del museo de Sitio, además de la excavación de la Tumba Catorce, son algunas de las obras ejecutadas por Prodesipan, un proyecto de desarrollo impulsado por Cáritas del Perú, con el financiamiento del Fondo Ítalo Peruano.
Mañana será un gran día en Sipán. Habrá una ceremonia, abrazos, sonrisas llenas de orgullo; y si bien no estaré allá, me basta recordar lo que viví la semana pasada, para saber que será una linda fiesta, una celebración para todos los herederos del magnífico Señor de los moches.
Y no crean que entré subrepticiamente, amparado por sombras cómplices y andando de puntillas. No, nada que ver, entré por la puerta grande y observé con paciencia y deleite, cada una de las vitrinas que muestran los ornamentos, las joyas y hasta la osamenta del Sacerdote Guerrero, el cuarto personaje en importancia de la civilización Moche.
Eso me explicaría después, el arqueólogo Luis Chero, quien labora en la Huaca Rajada desde el célebre hallazgo de la tumba Señor de Sipán en 1987, quien está seguro que en este rincón lambayecano, queda tanto por descubrir que ocho generaciones de investigadores tendrán el trabajo asegurado.
Y no lo dice en broma. Queda mucho por investigar, mucho por hallar en las pirámides de adobe de los antiguos norteño. Eso quedó demostrado claramente en el 2007, cuando en la Tumba Catorce, se encontró al Sacerdote Guerrero, personaje importante, principal, que aparece siempre en la iconografía moche.
El Museo de Sitio –con un área de mil metros cuadrados- es, por ahora, la última morada del Sacerdote Guerrero. Cuando la recorrimos, varios obreros se encargaban de darle los toques finales a las paredes pintadas de rojo. Dejaban todo listo para la inauguración de mañana.
Pero el museo no es lo único que se inaugurará mañana. A pocos metros de allí, se ha levantado un centro artesanal, donde las diversas asociaciones de artesanos de los poblados adyacentes, ofrecerán sus productos a los turistas que visiten el complejo arqueológico.
Allí también ingresé. Allí también hice un “faenón”, conversando, enterándome, riéndome con las señoras que bordaban, con la mujer que me servía un vasito de algarrobina, con la señora que repujaba el cuero y, claro, escuchando esas voces esperanzadas que me decían que todo saldría bien, que ganarían un alguito más para parar la olla y darle una mejor educación a sus hijos.
El dictado de los tallares de capacitación, la construcción del centro artesanal y del museo de Sitio, además de la excavación de la Tumba Catorce, son algunas de las obras ejecutadas por Prodesipan, un proyecto de desarrollo impulsado por Cáritas del Perú, con el financiamiento del Fondo Ítalo Peruano.
Mañana será un gran día en Sipán. Habrá una ceremonia, abrazos, sonrisas llenas de orgullo; y si bien no estaré allá, me basta recordar lo que viví la semana pasada, para saber que será una linda fiesta, una celebración para todos los herederos del magnífico Señor de los moches.
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