Titicaca, una vez más. Sol, altura, viento, frío nocturno. Aguas azules, brillantes, resplandecientes, a veces mansas, otras encrespadas... furibundas.
Lago sagrado, legendario, pletórico de historia y cultura. Vestigios prehispánicos, pueblos antiguos en un espacio geográfico compartido, binacional, peruano y boliviano.
Retorno a Taquile. Sus arcos de piedra, sus escaleras y caminos, sus hombres tejedores, su paisaje impactante.
Descubrir Titilaka. Bahía de Chucuito, otra visión del lago: sembríos, una playa, un hotel encantador, muchos totorales y un pequeño islote.
Aventurarte hasta Anapia. Lancha colectivo. Dos horas de viaje entre cajas de cerveza y bultos de todo tipo. Ver la cordillera Real de los Andes, navegar entre islas bolivianas y peruanas. Llegar a una isla pequeña, silenciosa, solidaria.
Aquí no hay hoteles ni restaurantes. Sólo casas hospedajes, casas familiares donde siente calor de hogar, donde se aprende y comparten experiencias.
Salir al campo, sembrar o cosechar, buscar el ganado, preparar la huatia (similar a la pachamanca), ser parte de un matrimonio. Brindar y reír con nuevos amigos que parecen viejos conocidos.
Titicaca, una vez más estuve frente a ti. Ahora, sólo queda extrañarte y recordarte, hasta la próxima vez que vuelva a verte.
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Comentarios
Saludos,
r.v.ch.
Hace algunos meses tambien tuve la oportunidad de visitar Puno y mi destino turístico favorito fue la Isla de los Uros en el Lago Titicaca. Aquí les dejo un link del lugar al que hago referencia
http://snurl.com/s8rdf