Repite diez veces: debo olvidarme de las elecciones. Vamos. Dilo. Hazlo. Tú puedes… aunque sea un ratito, al menos lo suficiente para que escribas alguito y lo subas a Explorando.
Hace semanas que no publicas nada por andar metiendo tus narices en la coyuntura política que -con sus olores poco fragantes o más bien putrefactos- te ha constipado el olfato viajero.
Hace semanas que no publicas nada por andar metiendo tus narices en la coyuntura política que -con sus olores poco fragantes o más bien putrefactos- te ha constipado el olfato viajero.
No te distraigas. Ya, dime, cuántas veces lo has repetido. ¿Qué?, ¿una?… eso es ninguna o jamás has oído esa arenga clásica, infaltable y bien mentadita en cantinas de poca monta y chinganas de dudosa reputación… o al menos eso es lo que me han contado, porque –valgan verdades y sin querer pegármelas de zanahoria- aquellos lugares los “desconozco” mayormente.
En tu caso, me parece que la situación es distinta, pero tampoco voy a aprovechar este espacio para sacar tus trapitos al sol. Mi único propósito, por ahora, es hacerte reaccionar, entrar en razón y sacarte del hipnotismo en el que te encuentras en los últimos días y semanas.
Por eso te pido y, si quieres, hasta te imploro, que repitas 10 veces: debo olvidarme de las elecciones. Lo hago por tu bien y por el de tus lectores, aunque de esto último no estoy muy seguro.
A estas alturas fácil que no te queda ninguno o ellos están mejor sin leer tus enrevesados textos… ey, tranquilo, que te pasa, es una broma. La campaña te avinagrado el humor y, en vez de estar renegando por la coyuntura con sus ráfagas de guerra sucia, deberías de contar tu último viaje.
Por eso te pido y, si quieres, hasta te imploro, que repitas 10 veces: debo olvidarme de las elecciones. Lo hago por tu bien y por el de tus lectores, aunque de esto último no estoy muy seguro.
A estas alturas fácil que no te queda ninguno o ellos están mejor sin leer tus enrevesados textos… ey, tranquilo, que te pasa, es una broma. La campaña te avinagrado el humor y, en vez de estar renegando por la coyuntura con sus ráfagas de guerra sucia, deberías de contar tu último viaje.
Pero no quieres. Prefieres seguir pegado al twitter leyendo todas las noticias y comentarios sobre la votación del próximo domingo, en vez de contar lo que hiciste el último fin de semana.
Volviste al camino. Un breve adiós a Lima gris. Una calidad bienvenida en Lunahuaná y su río, sus cerros y sus mosquitos que pican más que un sorbo de buen pisco o de la copita de vino que se prueba casi a la volada en sus bodegas.
Volviste al camino. Un breve adiós a Lima gris. Una calidad bienvenida en Lunahuaná y su río, sus cerros y sus mosquitos que pican más que un sorbo de buen pisco o de la copita de vino que se prueba casi a la volada en sus bodegas.
Tantas veces Lunahuaná. Tantas, que ya no quieres ni contarlo o, al menos, esa es tu excusa para seguir pegado a las redes, buscando resultados de encuestas que por ley no se pueden publicar en el país.
Tú, como buen peruano, deberías cumplir esa norma aunque sea absurda; pero, si hablamos de cosas disparatadas, fácil te llevarías el premio por tu injustificable abandono de Explorando.
Tú, como buen peruano, deberías cumplir esa norma aunque sea absurda; pero, si hablamos de cosas disparatadas, fácil te llevarías el premio por tu injustificable abandono de Explorando.
Así que déjate de cosas y repite conmigo: “debo olvidarme de las elecciones y escribir sobre Lunahuaná”… Ah, te pones malcriado. Que no te fastidie, que no lo harás, que te preocupa demasiado la votación del domingo y que –a fin de cuentas- todos saben o han escuchado del clásico festival deportivo que organiza la Asociación Latinoamericana de Deportes de Aventura (Aldea).
Esto es demasiado. Uno quiere ayudar y lo terminan gritando. Sabes, mejor me voy. Te dejo con tu política y tu rabia electoral.
Tarde o temprano escribirás y colgarás fotos como éstas, que evidencian todo lo que viviste el fin de semana pasado sin noticias de los candidatos y sin decir una sola vez “debo olvidarme de las elecciones”.
Viajar, como siempre, es la mejor terapia, la mejor manera de encontrar al relajo.
Tarde o temprano escribirás y colgarás fotos como éstas, que evidencian todo lo que viviste el fin de semana pasado sin noticias de los candidatos y sin decir una sola vez “debo olvidarme de las elecciones”.
Viajar, como siempre, es la mejor terapia, la mejor manera de encontrar al relajo.
Comentarios