
Me han hecho esa interrogante tantas veces que ya perdí la cuenta. Lo curioso del asunto es que nunca sé que responder, entonces, tengo la impresión que he vuelto al colegio y, para colmo de males, en plena prueba bimestral de matemáticas, experiencia traumática y peliaguda que, de en cuando en cuando, retorna convertida en pesadilla.
Cada vez que quiero absolver la pregunta que motiva este post, balbuceo con el mismo nerviosismo con el que años atrás, garabateaba los números en la hoja del examen, aferrado a la esperanza –dicen que es lo último que se pierde- de obtener un honroso 11 o un salvador 10.5, porque el medio punto favorece al alumno.

Malogrado o sano, nunca fui Einstein, así que no entendía porque el profe pensaba que mis desastres matemáticos, estaban relacionados con supuestos devaneos de conducta. Imagino que para él era más fácil achacarle la culpa a los “vándalos” afanados en llevarme por el mal camino, que aceptar que quizás, sólo quizás, él no enseñaba tan bien.
Pero la verdad era otra: soy un negado para los números, como ahora soy un negado para responder qué lugar de los que conozco es el más bonito. Juro que me gustaría tener una respuesta ingeniosa y contundente, decir tal sitio es el mejor y soltarme con una larga perorata sobre los atractivos turísticos de ese destino soñado que sació completamente mis inquietudes viajeras.
¿Qué lugar es el más bonito? Exprimo mis neuronas… sí, aún las tengo, no me he malogrado tanto como preveía el adiposo profe Meza. Pienso, reflexiono, ya casi lo logro y… nada, sólo un revoloteo incesante de recuerdos, de imágenes distintas y contrastantes de ese mosaico geográfico y cultural que es el Perú.
Y si digo Cusco con su maravilloso legado Inca… sí, puede ser, aunque también podría ser Yauyos con sus subyugantes caídas de agua o Andamarca con sus danzantes de tijera y su fabulosa fiesta del agua o el cañón de Cotahuasi con su atronadora catarata de Sipia o Tarma con sus alfombras de flores y el misterio insondable de la gruta de Guagapo.

Aquia, Iquitos, Lamas, Corongo, Paucartambo, Colca, Pampa Galeras… ¿Cuál de ellos? Todos o ninguno; uhm, tal vez sea Paracas, Trujillo, Chachapoyas, Satipo… y hay más, muchos más, porque en un viaje aventurero hasta el paraje más hostil puede convertirse en un paraíso, gracias a un gesto solidario, a una sonrisa, a un puñado de papas compartidas.
Las travesías están llenas de instantes mágicos y singulares que no se pueden comparar. Eso complica la elección, eso es lo que me hace balbucear y revivir la incertidumbre de mis odiados exámenes de matemática… No, profesor Meza, nadie me está malogrando. Al menos de eso estoy seguro.
Comentarios
Ari
Mil gracias por continuar en el camino con Explorando. Tu presencia siempre es un halago, para esta bitácora paseandera.
Saludos...
RECINE COMIENZO EN ESTO DE LOS BLOGS ESPERO PUEDAN VISITAR MI PAGINA http://raicesdelperu.blogspot.com/
Y DE ESTA MANERA APORTAR A QUE MUCHAS PERSONAS TAMBIEN CONOSCAN PARTE DE NUESTRO PERU.... UN GUSTO HABER ENTRADO A TU PAGINA.. GRACIAS
Gracias por al visita y bienvenido a la blogosfera.
Hay que seguir viajando y descubriendo la belleza infinita del Perú.
Tienes razón. El tema es muy subjetivo, pero nunca está de más reflexionar al respecto.
De otro lado, el profesor Meza (si no me equivoco se llamaba Walter) enseñaba matemáticas en los años que estuve en el Diego Ferré (terminé en el 88).
No sé si después, por esas cosas raras de la educación en el Perú, terminará enseñando arte.
Me alegra tener un comentario de un ex alumno de mi centro educativo.
Soy promoción 88 de la sección D, turno tarde. Recuerdo un Lavalle que estaba si no me equivoco en el quinto F. Quizás sea pariente tuyo.
En cuanto al profesor Meza al que me refiero, es Walter Meza. Me enseñó matemática desde el segundo hasta el quinto año, y, como digo, en el texto, siempre me decía que me estaba malogrando o andaba con malas juntas.
Un saludo cordial y gracias por escribir en Explorando,
r.v.ch.