Es definitivo, el sol no se dignó a iluminar mi visita a Trujillo. El astro sólo apareció un par de horas, desganado, sin brillo, como si fuera un rehén de las nubes. "Mala suerte, señor", me consuela un taxista; "será para la próxima", me tienta a retornar el mozo de un restaurante; "capaz usted trajo la niebla de Lima", levanta el dedo acusador la guía de la huaca de la Luna, en el valle de Moche.
Y es que por donde anduve, pregunté: ¿y qué fue de la "eterna primavera"?, y los trujillanos se reían o se quedaban pensativos o le hechaban la culpa a mi mala suerte -si todo los días estaba saliendo el sol-, al calentamiento global -y es que el clima anda de cabeza en todo el mundo, ¿no es cierto, señor?- y hasta al proyecto Chavimochic -no ve que ahora el desierto está verde, eso jala humedad-.
También me dijeron que es un castigo de Dios, porque Trujillo se ha vuelto una ciudad demasiado inquieta, noctámbula, digamos pecadora; en fin, si no le echaron la culpa al gobierno fue, quizás, porque la capital liberteña es un bastión aprista y el compañero Alan García no le quitaría el sol por ningún motivo, aunque en honor a la verdad histórica y dizque revolucionaria, en su primer gobierno aniquiló los soles de toditos los peruanos, para crear el tristemente célebre e inflacionario inti millón. ¿Lo recuerdan?
Con o sin sol mañana volveré a Lima, bueno, eso espero, capaz la niebla no deja despegar al avión; entonces, a ¿quién le echo la culpa?
Y es que por donde anduve, pregunté: ¿y qué fue de la "eterna primavera"?, y los trujillanos se reían o se quedaban pensativos o le hechaban la culpa a mi mala suerte -si todo los días estaba saliendo el sol-, al calentamiento global -y es que el clima anda de cabeza en todo el mundo, ¿no es cierto, señor?- y hasta al proyecto Chavimochic -no ve que ahora el desierto está verde, eso jala humedad-.
También me dijeron que es un castigo de Dios, porque Trujillo se ha vuelto una ciudad demasiado inquieta, noctámbula, digamos pecadora; en fin, si no le echaron la culpa al gobierno fue, quizás, porque la capital liberteña es un bastión aprista y el compañero Alan García no le quitaría el sol por ningún motivo, aunque en honor a la verdad histórica y dizque revolucionaria, en su primer gobierno aniquiló los soles de toditos los peruanos, para crear el tristemente célebre e inflacionario inti millón. ¿Lo recuerdan?
Con o sin sol mañana volveré a Lima, bueno, eso espero, capaz la niebla no deja despegar al avión; entonces, a ¿quién le echo la culpa?
Comentarios
Agradezco mucho tu comentario. Espero que sigas viajando y conociendo el Perú.
Saludos sanmarquinos,
Hasta ahora siempre he encontrado sol en Ica, aunque imagino también tendrá sus días nublados.
Lo importante es viajar con o sin sol...
Saludos