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El arte de lavarse las manos

Nadie reconoce sus culpas. Todos dicen que son inocentes y señalan al otro, al opositor político, al que piensa distinto.

Se fijan en los errores ajenos, jamás en los yerros propios. Y dicen que sienten dolor por las víctimas, aunque terminarán convirtiéndolas en una mera estadística, en un argumento útil para fustigar al contrario.

La consigna es lavarse las manos, conservar el cargo y salvar su futuro político. Lo demás no importa demasiado, son cosas que pasan o, mejor dicho, les pasan a otros, no a ellos, no a quienes gobiernan, no a quienes dirigen.

Se habla de la defensa de la democracia, del orden interno, del imperio de la ley; también de terroristas, de infiltrados, de hordas manipuladas. Son los argumentos de siempre. Pretextos trillados para justificar la violencia y la muerte.

Y hoy se dice, con absoluto descaro, que fue un operativo exitoso. La carretera se desbloqueó, comentan, se ufanan y hasta casi sonríen. La triste conclusión de una jornada dolorosa que pudo evitarse, que jamás debió vivirse.

No debemos olvidar. Recordemos los rostros, las voces, las explicaciones ridículas de aquellos que sólo se preocupan en limpiarse, de tirar agua para su molino.


Ellos no sienten verdadera congoja por los compatriotas enviados como carne de cañón. Ellos solo piensan en votos y en campañas, en curules y bandas presidenciales. Su obsesión es el 2011.

Y mientras el presidente, los ministros y los congresistas acusan a sus opositores como niños de escuela jugando al yo no fui, los deudos lloran a sus muertos, peruanos caídos en una lucha fraticida, originada por la necedad de quienes nos gobiernan y de quienes nos quieren gobernar.

*Explorando Perú expresa su pesar e indignación por los hechos acaecidos en Bagua (Amazonas). El país hoy está de luto y todos los que queremos esta tierra, debemos reflexionar y aceptar nuestra parte de culpa, como ciudadanos de un estado incapaz de integrarse plenamente.

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