Absorto ante el estruendoso poderío de la catarata de Koari (comunidad nativa de Mazaroveni, Satipo), un viajero detiene sus pasos para contemplar el impetuoso discurrir de las aguas por paredes rocosas y desafiantes, conquistadas por el verdor del monte.
Koari es un gigante cubierto por un torrentoso velo cristalino que se deja ver -distante y tentador- desde el cauce del río Tambo, la "carretera" fluvial que une el rústico y caluroso Puerto Ocopa (región Junín) con la animada población de Atalaya (región Ucayali).
Desde las "canoas colectivo" que surcan el río, la catarata parece ser un hilito de agua que humedece el manto del follaje; pero el "hilito" se convierte en chorro inmenso al llegar hasta ella, luego de varias horas de acrobático andar... y es por eso que se detienen los pasos y es por eso que se le contempla en silencio...
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