Un camión turístico con destino a la Reserva de Biosfera del Manu, se detiene al lado de un montoncito de hojas de coca, puestas a secar en la berma de una carretera sin asfalto.
La siembra de la coca es uno de los temas más controversiales en el Perú. La sombra perniciosa del narcotráfico y la producción de cocaína, la han convertido en un cultivo sospechoso y proscrito en muchos valles de la ceja de selva, lo que genera constantes disputas entre el gobierno y los agricultores.
Pero más allá de su "mala fama", la hoja es fundamental en los rituales del mundo andino. Con ella se paga a la tierra y se lee el futuro, también espanta el hambre, el cansancio y el frío, a través de la vieja costumbre del picchado o chacchado, que consite en colocar un puñado de hojas en uno de los carrilos de la boca y mantenerlo ahí durante horas.
La solución al problema parece aún muy lejana. El accionar dubitativo y la falta de ideas concretas por parte del gobierno, colisiona con la actitud beligerante de los agricultores, expresada en el lema "coca o muerte".
Mientras todo esto ocurre, los montoncitos a la vera del camino son un ineludible atractivo para los turistas que se dirigen al Manu.
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