La Voz de las Tijeras
Nuestra danza no tiene ninguna relación con el diablo. Eso dicen los que quieren tergiversar las cosas, generalmente los curas, explica con severidad Rómulo Huamaní Janampa o Qori Sisicha (La Hormiguita de Oro), un conspicuo maestro de las tijeras que enfrentó al mismísimo Lucifer en las alturas andinas.
Sereno y parsimonioso, este hombre nacido en la comunidad de San Antonio, distrito de Chipao (Lucanas, Ayacucho), nos cuenta sus inicios en el arte, su entrega al apu (cerro sagrado) y su lucha por desvincular a la danza de sus sombras demoníacas.
-¿Cómo se hizo danzante de tijeras?
Cuando era muy pequeño, mis padres entraron a hacer la fiesta patronal costumbrista. Mi papa era el carguyoc de la fiesta del agua que se realiza en septiembre en mi comunidad.
Mi papá contrató un danzante de tijeras muy reconocido en esa época, hace más de 34 años. Este danzante no cumplió, el pueblo desmereció, lo repudió, porque los músicos estaban, pero no estaba el danzante. Mi papá quedó mal.
A raíz de esto mi papá dijo que iba a volver a entrar de cargo, porque no podía quedar mal ante el pueblo. Ese año empiezo yo la danza.
Además en la familia por parte de mamá, teníamos un danzante que no era completo, sino un chagua, medio frío, crudo, que no frecuentaba las fiestas patronales. A él empiezo a pedirle las pautas para ser danzante.
-¿Cómo se llamaba?
Celestino Janampa, ya falleció. Era mi tío. De ahí como veía que me gustaba mucho la danza, mis padres me dicen "vamos a buscarte un maestro". Se llamaba Qori Jayto (pita de oro), un hombre fornido, alto, de mi pueblo. A él me encomendaron para estar un año completo aprendiendo. Es ahí que me hago danzante. Sólo tenía 8 años.
-¿Usted siempre se sintió atraído por la danza?
Sí, como te digo, durante todo un año se espera la fiesta para que llegue el danzante. Durante ese año para que no muera la danza, uno va a pastear sus ovejas, a cuidar las vacas y de juego en juego uno siempre danza, porque allá uno no puede recrearse con otras cosas. No hay juegos mecánicos, cosas así. No hay nada, sino tu ichu y tus ovejas y, bueno, a tu alrededor tu perro.
Con dos chicos, uno simula ser el violinista, el otro el arpista y el otro el danzante. Por ahí que empiezo.
-¿Cómo es el proceso de aprendizaje?
Uno tiene que convivir con el maestro. Yo vivía en su casa, él tenía que darme la alimentación, también el estudio. Soy como un hijo más de él y, en las tardes, cuando van a ensayar con el maestro, uno tiene que seguir los pasos.
Se reúnen entre músicos, el arpa, el violín y el maestro danzante una vez a la semana, pero los otros días practicas los pasos, aprendes a tocar la tijera y todo eso.
-¿Es muy complicado?
Para un hombre andino no creo. Rápido lo he asimilado yo.
-Hace un rato usted habló de un danzante no completo, ¿qué significa eso?
Es un danzante que no ha hecho todo el proceso de la ritualidad, es un danzante que se ha quedado a medio camino.
-¿Podrías ser más específico?
Sí, cuándo no toca bien la tijera, no baila bien... El danzante tiene que ser completo, en la forma de mirar, de ejecutar la danza, en su movimiento, sus gestos, en su compás de la música. Si se sale del compás de la música no está completo, ese no es un danzante. Falta práctica.
-¿Qué es lo principal en la danza?
Uno debe conocer todas las secuencias de la danza. Una fiesta patronal está dividida en víspera, antealba, día alba, doce alba, ricuy-ricuy, que es la despedida, y el despacho. Dentro de estas secuencias hay 144 tonadas en la zona de Ayacucho y 300 pasos. Todo eso debe saber el dazante.
Además, tiene que conocer la ritualidad, la misma que está en función de conocer los 105 elementos de las plantas medicinales. Así puede hacer el rito a la hoja de coca.
-¿Entonces el danzante es alguien que conoce muy bien el mundo andino?
Claro, su pregunta me permite entrar a un tema muy interesante. El danzante de tijeras anteriormente era un sacerdote, el protegido por los waminis (espíritu de las montañas) y él, a su vez, protegía a la comunidad de las enfermedades y otras cosas. El danzante tenía que conocer todo. Era como una especie de shamán, un laica, un yacha.
-¿Usted habló de entregarse al apu, en qué consiste, a qué edad se hace, qué requisitos debe cumplir un danzante para llegar a ese momento?
Primero conocer la secuencia y los elementos de la naturaleza y del mundo andino. Sólo así se hace el “entrego” al apu.
Para este “entrego” uno tiene que ir a un lugar que nosotros le decimos Chiqni Orcco, una cueva tenebrosa, un cerro tenebroso. El danzante de tijeras y su maestro van en febrero, esa es la fecha indicada para hacer este “entrego”.
El maestro y su discípulo tienen que estar viviendo ahí tres días y tres noches, en ayunas completas. Y las hojas de acero de las tijeras que van hacer entregadas, tienen que ser colgadas en una soga de maguey, para que reciban la bendición del apu y el viento.
Recién ahí se hace el “entrego”, es decir depositar el pago a la madre tierra, para que ya este danzante sea un danzak’s para la fiesta.
El pago se hace antes de entrar a la cueva, después no tendría sentido. Primero es pedirle permiso a la madre tierra, al apu, para poder hacer esta ceremonia de ritualidad.
-¿Usted pasó por esta ceremonia?
Sí, eso lo hice a los 14 años.
-¿Cuánto tiempo tiene usted bailando?
Tengo 30 años bailando.
-Usted me dice que antes los danzantes eran sacerdotes. ¿Cree que de esa condición haya nacido la idea de que tenían cierta relación con el diablo?
En este contexto tengo que decirle que cuando España procede -no a la conquista, sino a la invasión- ellos buscan destrozar todos nuestros centros sagrados; entonces, estas personas extrañas querían que nosotros seamos católicos. Una imposición total del catolicismo y nosotros nunca aceptábamos eso.
Por ello es que a nosotros nos han satanizado los sacerdotes, los curas. En las comunidades campesinas las iglesias le dicen: ese danzante de tijeras tiene pacto con el diablo, debes de tener cuidado. No tienes que acercarte. Haciéndole odiar al danzante como si fuera un demonio; un poco para opacar su cultura, para que la mate un poco. Por esa razón lo hacen.
Ellos dicen que tenemos pacto con el diablo cuando hacemos nuestros rituales o pedimos permiso a un apu; cuando vamos a bailar y mucho más cuando nosotros subimos a la torre de la iglesia.
Nosotros no estamos subiendo a la cima de la torre para venerar al Dios católico, sino para venerar a los apus, desde ahí se hace la tinka, se hace la ofrenda para poder darle vitalidad, porque los cerros viven y ellos también necesitan beber.
Y es más, subimos para pisotear la torre, para decir que el hombre andino sigue permanente y fuerte. Ese es el simbolismo.
-¿El pacto es con la naturaleza, entonces?
Es el entendimiento entre el hombre y la naturaleza. No es un pacto que se hace para ser el mejor, sino es un entendimiento con los apus, los wamanis, la mamapacha, taita inti, con el agua que uno bebe. Para ellos bailamos.
-¿Pero hay danzantes con nombre demoníacos, como Lucifer?
El problema es que en la zona de Huancavelica, comenzaron a hacer cosas satánicas, meterse espadas y eso. No lo digo porque sea de Ayacucho, sino porque así están sucediendo las cosas. Yo he bailado ahí un montón de veces, en un montón de pueblos me conocen. Sé lo que pasa.
Los viejos danzantes tenían nombres que se relacionaban con la naturaleza, pero desde la década del 80 para adelante, encontramos Lucifer, Jarjaria (incestuoso), por qué, porque hay documentos que dicen que tenían pacto con el diablo.
Un día nos sentamos: vamos a ver que pacto tienes con el diablo, hablemos las cosas como son. Si tú tienes un pacto con el diablo vamos a la competencia, nos vemos allá en tu pueblo. He ido a Rantay su pueblo de Lucifer, que es mi contemporáneo.
Ya en la competencia le dije: "si tienes pacto con el diablo, pues tírate esas doce barretas. Vamos a hacerlo". Ahí le he demostrado a él; entonces le pusimos en claro. (Continuará).
*Esta entrevista fue realizada para un reportaje sobre la danza de tijeras pubiclado en la revista Rolling's Stone Cono Norte.
Nuestra danza no tiene ninguna relación con el diablo. Eso dicen los que quieren tergiversar las cosas, generalmente los curas, explica con severidad Rómulo Huamaní Janampa o Qori Sisicha (La Hormiguita de Oro), un conspicuo maestro de las tijeras que enfrentó al mismísimo Lucifer en las alturas andinas.
Sereno y parsimonioso, este hombre nacido en la comunidad de San Antonio, distrito de Chipao (Lucanas, Ayacucho), nos cuenta sus inicios en el arte, su entrega al apu (cerro sagrado) y su lucha por desvincular a la danza de sus sombras demoníacas.
-¿Cómo se hizo danzante de tijeras?
Cuando era muy pequeño, mis padres entraron a hacer la fiesta patronal costumbrista. Mi papa era el carguyoc de la fiesta del agua que se realiza en septiembre en mi comunidad.
Mi papá contrató un danzante de tijeras muy reconocido en esa época, hace más de 34 años. Este danzante no cumplió, el pueblo desmereció, lo repudió, porque los músicos estaban, pero no estaba el danzante. Mi papá quedó mal.
A raíz de esto mi papá dijo que iba a volver a entrar de cargo, porque no podía quedar mal ante el pueblo. Ese año empiezo yo la danza.
Además en la familia por parte de mamá, teníamos un danzante que no era completo, sino un chagua, medio frío, crudo, que no frecuentaba las fiestas patronales. A él empiezo a pedirle las pautas para ser danzante.
-¿Cómo se llamaba?
Celestino Janampa, ya falleció. Era mi tío. De ahí como veía que me gustaba mucho la danza, mis padres me dicen "vamos a buscarte un maestro". Se llamaba Qori Jayto (pita de oro), un hombre fornido, alto, de mi pueblo. A él me encomendaron para estar un año completo aprendiendo. Es ahí que me hago danzante. Sólo tenía 8 años.
-¿Usted siempre se sintió atraído por la danza?
Sí, como te digo, durante todo un año se espera la fiesta para que llegue el danzante. Durante ese año para que no muera la danza, uno va a pastear sus ovejas, a cuidar las vacas y de juego en juego uno siempre danza, porque allá uno no puede recrearse con otras cosas. No hay juegos mecánicos, cosas así. No hay nada, sino tu ichu y tus ovejas y, bueno, a tu alrededor tu perro.
Con dos chicos, uno simula ser el violinista, el otro el arpista y el otro el danzante. Por ahí que empiezo.
-¿Cómo es el proceso de aprendizaje?
Uno tiene que convivir con el maestro. Yo vivía en su casa, él tenía que darme la alimentación, también el estudio. Soy como un hijo más de él y, en las tardes, cuando van a ensayar con el maestro, uno tiene que seguir los pasos.
Se reúnen entre músicos, el arpa, el violín y el maestro danzante una vez a la semana, pero los otros días practicas los pasos, aprendes a tocar la tijera y todo eso.
-¿Es muy complicado?
Para un hombre andino no creo. Rápido lo he asimilado yo.
-Hace un rato usted habló de un danzante no completo, ¿qué significa eso?
Es un danzante que no ha hecho todo el proceso de la ritualidad, es un danzante que se ha quedado a medio camino.
-¿Podrías ser más específico?
Sí, cuándo no toca bien la tijera, no baila bien... El danzante tiene que ser completo, en la forma de mirar, de ejecutar la danza, en su movimiento, sus gestos, en su compás de la música. Si se sale del compás de la música no está completo, ese no es un danzante. Falta práctica.
-¿Qué es lo principal en la danza?
Uno debe conocer todas las secuencias de la danza. Una fiesta patronal está dividida en víspera, antealba, día alba, doce alba, ricuy-ricuy, que es la despedida, y el despacho. Dentro de estas secuencias hay 144 tonadas en la zona de Ayacucho y 300 pasos. Todo eso debe saber el dazante.
Además, tiene que conocer la ritualidad, la misma que está en función de conocer los 105 elementos de las plantas medicinales. Así puede hacer el rito a la hoja de coca.
-¿Entonces el danzante es alguien que conoce muy bien el mundo andino?
Claro, su pregunta me permite entrar a un tema muy interesante. El danzante de tijeras anteriormente era un sacerdote, el protegido por los waminis (espíritu de las montañas) y él, a su vez, protegía a la comunidad de las enfermedades y otras cosas. El danzante tenía que conocer todo. Era como una especie de shamán, un laica, un yacha.
-¿Usted habló de entregarse al apu, en qué consiste, a qué edad se hace, qué requisitos debe cumplir un danzante para llegar a ese momento?
Primero conocer la secuencia y los elementos de la naturaleza y del mundo andino. Sólo así se hace el “entrego” al apu.
Para este “entrego” uno tiene que ir a un lugar que nosotros le decimos Chiqni Orcco, una cueva tenebrosa, un cerro tenebroso. El danzante de tijeras y su maestro van en febrero, esa es la fecha indicada para hacer este “entrego”.
El maestro y su discípulo tienen que estar viviendo ahí tres días y tres noches, en ayunas completas. Y las hojas de acero de las tijeras que van hacer entregadas, tienen que ser colgadas en una soga de maguey, para que reciban la bendición del apu y el viento.
Recién ahí se hace el “entrego”, es decir depositar el pago a la madre tierra, para que ya este danzante sea un danzak’s para la fiesta.
El pago se hace antes de entrar a la cueva, después no tendría sentido. Primero es pedirle permiso a la madre tierra, al apu, para poder hacer esta ceremonia de ritualidad.
-¿Usted pasó por esta ceremonia?
Sí, eso lo hice a los 14 años.
-¿Cuánto tiempo tiene usted bailando?
Tengo 30 años bailando.
-Usted me dice que antes los danzantes eran sacerdotes. ¿Cree que de esa condición haya nacido la idea de que tenían cierta relación con el diablo?
En este contexto tengo que decirle que cuando España procede -no a la conquista, sino a la invasión- ellos buscan destrozar todos nuestros centros sagrados; entonces, estas personas extrañas querían que nosotros seamos católicos. Una imposición total del catolicismo y nosotros nunca aceptábamos eso.
Por ello es que a nosotros nos han satanizado los sacerdotes, los curas. En las comunidades campesinas las iglesias le dicen: ese danzante de tijeras tiene pacto con el diablo, debes de tener cuidado. No tienes que acercarte. Haciéndole odiar al danzante como si fuera un demonio; un poco para opacar su cultura, para que la mate un poco. Por esa razón lo hacen.
Ellos dicen que tenemos pacto con el diablo cuando hacemos nuestros rituales o pedimos permiso a un apu; cuando vamos a bailar y mucho más cuando nosotros subimos a la torre de la iglesia.
Nosotros no estamos subiendo a la cima de la torre para venerar al Dios católico, sino para venerar a los apus, desde ahí se hace la tinka, se hace la ofrenda para poder darle vitalidad, porque los cerros viven y ellos también necesitan beber.
Y es más, subimos para pisotear la torre, para decir que el hombre andino sigue permanente y fuerte. Ese es el simbolismo.
-¿El pacto es con la naturaleza, entonces?
Es el entendimiento entre el hombre y la naturaleza. No es un pacto que se hace para ser el mejor, sino es un entendimiento con los apus, los wamanis, la mamapacha, taita inti, con el agua que uno bebe. Para ellos bailamos.
-¿Pero hay danzantes con nombre demoníacos, como Lucifer?
El problema es que en la zona de Huancavelica, comenzaron a hacer cosas satánicas, meterse espadas y eso. No lo digo porque sea de Ayacucho, sino porque así están sucediendo las cosas. Yo he bailado ahí un montón de veces, en un montón de pueblos me conocen. Sé lo que pasa.
Los viejos danzantes tenían nombres que se relacionaban con la naturaleza, pero desde la década del 80 para adelante, encontramos Lucifer, Jarjaria (incestuoso), por qué, porque hay documentos que dicen que tenían pacto con el diablo.
Un día nos sentamos: vamos a ver que pacto tienes con el diablo, hablemos las cosas como son. Si tú tienes un pacto con el diablo vamos a la competencia, nos vemos allá en tu pueblo. He ido a Rantay su pueblo de Lucifer, que es mi contemporáneo.
Ya en la competencia le dije: "si tienes pacto con el diablo, pues tírate esas doce barretas. Vamos a hacerlo". Ahí le he demostrado a él; entonces le pusimos en claro. (Continuará).
*Esta entrevista fue realizada para un reportaje sobre la danza de tijeras pubiclado en la revista Rolling's Stone Cono Norte.
Comentarios
Muy interesante la entrevista, pero me quedan algunas dudas y como no sé si las respuestas vendrán en la segunda parte... ahí te van:
-¿Cómo, cuándo y dónde nace la danza de tijeras?
-¿Qué significado tienen las tijeras?
-¿Sólo pueden ejecutarla los hombres?
Gracias!
felicitaciones por el post.
Slds
Django
Las preguntas que formulas tendrán respuesta en la segunda parte de la entrevista, menos la relacionada con las mujeres danzantes.
Mira, actualmente hay mujeres que realizan la danza de tijeras. Esto es relativamente nuevo, porque antes no existían.
Me parece que esto se hace más en Huancavelica y en Lima, más no en tierras ayacuchas, por lo menos en la comunidad de Andamarca. He estado como siete veces en su fiesta y nunca he visto a una mujer danzando y eso que he ido como siete veces a la fiesta.
Tanto la Hormiguita de Oro como Máximo Damián no hacen mención de las mujeres danzantes.
Saludos,
Soy orgulloso en extremo de mi raza, soy andino y quechua, que jamas muera la costumbre de la danza de las tijeras y en absoluto ninguna de las costumbres de nuestros ancestros, mas bien es necesario redescubrirlas y repotenciar nuestra identidad cultural para irradiar a todo el mundo,nuestra cultura. Que viva la cosmovision andina, es lo maximo!!!
Ayarkachi
Gabriel Hilario Huamanyalli
Telefono: 4312959
Gracias por visitar Explorando Perú.
Me alegra que encuentren notas de interés en mi bitácora, en este caso, el mérito es de Qori Sisicha, por su sabiduría y agudeza.
Gracias nuevamente,
Por favor escríbeme a mi correo pra pasarte los datos del maestro Qori Sisicha.
Saludos,
r.v.ch.