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Un cóctel de recuerdos

Ir y venir con la mochila al hombro y la cámara al ristre. Sentir que eres un visitante en tu propia casa. Entrar, desempacar, dormir, soñar con nuevas aventuras.

Volver a viajar, cerca o lejos, al frío o al sol, a la costa o la puna, en fin, adónde te lleve el camino, adónde te lleven tus ansias de aventura.

Vida de viajero. Existencia itinerante y libre en geografías diversas, variables, opuestas. Jornadas intensas, provechosas, inolvidables en pueblos andinos, comunidades amazónicas y caletas costeñas. Días de aprendizaje, de gozo, de querer conocerlo todo.

Andanzas en el altiplano y en el mar, también en un vallecito de cordillera. Ir al Titicaca, surcar sus aguas sagradas, caminar en islas inventadas y en islas de verdad, conversar con aimaras y quechuas, con bolivianos y peruanos, vecinos, hermanos, herederos de una misma cultura.

Retorno a Lima. Parada momentánea. Planificar y volver a partir. Rumbo norte, Ecuador, más al norte, Esmeraldas, la provincia verde, cerca de Colombia, lejos de mi tierra… bah, qué importa, igual me siento en casa, aunque el ceviche sea distinto, con ketchup y jugo de naranja y porp corn y hasta salsa tabasco o mostaza. ¡Qué horror!... y pruebo y me arriesgo. Extraño el sabor nacional.


Playas y sol. Costa bendita, exuberante, con árboles y vegetación; no desértica y arisca como nuestra franja costera. Atacames, Súa, Same y Muisne, rosario refrescante del Pacífico ecuatoriano, paraíso de olas y verdor, visitado por quiteños y guayaquileños, nunca o casi nunca por peruanos. Soy un bicho raro.

Del norte a la cordillera. Ayacucho, Perú, ciudad de artistas, de cantos y tristezas, también de anhelos. Iglesias, casonas coloniales, un hombre que esculpe en piedra de huamanga, varios jóvenes dándole vida a los telares.

Ciudad que crea y vuelve a creer, a soñar a ilusionarse, porque ya no hay guerra ni enfrentamientos fraticidas, tampoco bombazos ni apagones. Hay problemas aún, dolor, pobreza, heridas abiertas, pero, al menos, hoy se respira un sosegado aire de esperanza.

Ahora escribo sin saber cuál será mi próximo destino. Norte o sur, valle o cordillera. Otra vez el ir y venir, la vida itinerante, el disfrutar y aprender, siempre aprender.

Comentarios

freethoughtguy dijo…
Beautiful photos!
Gracias por el comentario.
Iñche Claudio dijo…
Cuando te animas y visitas Chile
Saludos Cordiales
Ganas no faltan, pero aún no se ha dado la oportunidad de visitar tierras chilenas.

Saludos,
Anónimo dijo…
Saludos Rolly.
Realmente gratificados con tu trabajo.Saber que la naturaleza y las experiencias son mayores que los problemas es una gran inspiración.
Saludos

Job Rosales Pacheco
Marcona Adventure
Anónimo dijo…
Te escribo desde Uruguay, y estoy encantada con mi reciente descubrimiento (tu blog)... Lo estoy disfrutando muchísimo!.
La verdad una maravilla todo lo que compartes: vivencias, informaciones y esa cantidad de sensaciones que uno experimenta, tan sólo con la lectura de tus viajes. Que todo te siga saliendo lo mejor posible. Un afectuoso saludo, desde el norte uruguayo hasta esa pródiga tierra andina..
Tupananchikkama!.

Karen.
Hola Karen,
En verdad me emocionan tus palabras. Qué bueno que disfrutes de Explorando y, a través de mis viajes, conozcas un poco más de esta tierra andina.

Saludos y sigue con Explorando...

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