Con un sencillo ritual, Felipe Varela, "El Chasqui", se encomienda a las divinidades andinas antes de comenzar su nueva aventura andariega. "Así voy protegido, hermano", afirma con absoluta certeza.
Caminante infatigable, la constancia de sus pasos le ha permitido investigar buena parte de la red de Caminos Incas, que serpentean majestuosos por los valles y serranías del Perú milenario.
Hoy, cuando el sol aún no despertaba en las afueras sureñas de Lima, Felipe ofrendó hojas de coca frente a la legendaria isla Cavillaca (se cree que es cuerpo petrificado de una mujer y su hija) y el complejo arqueológico de Pachacamac, uno de los mayores oráculos de la época prehispánica.
Con la protección de los dioses antiguos, "El Chasqui" recorrerá los más de 100 kilómetros que separan Pachacamac de San Pedro de Casta, provincia de Huarochirí, Lima, una comunidad de altura (3350 m.s.n.m.) en las faldas del enigmático bosque de piedras de Markahuasi.
"Llegaré el martes. Ese día habrá fiesta en el pueblo y entregaré el agua de la mamacocha (el mar) que tengo en esta botella", revela Felipe al despedirse, al echarse andar como tantas otras veces. Y lo veo partir con cierta nostalgia. Esta vez no podré acompañarlo. Esta vez debo quedarme Lima.
Comentarios
Que los dioses te acompañen y sigue abriendo sendas al caminar...
Desde algún lugar del Perú seguiremos tus pasos...
Job Rosales P.
www.marconaadventure.com
Ayer me comuniqué con Felipe, ya estaba en Santa Eulalia. Así que todo bien en su andar.
Saludos,