Hoy es el aniversario de Lima y deseaba colocar una imagen de su vasta geografía urbana, pero no encontré ninguna en mi archivo digital. Quizás esa es el mejor ejemplo de mi extraña relación de convivencia con la ciudad en la que nací y crecí, de mis sentimientos encontrados respecto a la metrópoli en la que vivo y en la que probablemente muera.
Es raro lo que me ocurre con Lima. A veces no la soporto, la odio a muerte, la detesto por su cielo deprimente y mustio, por sus interminables días huérfanos de sol y su humedad que enferma, por su tráfico salvaje, enredado, casi surrealista y sus calles de violencia; entonces, me dan ganas de marcharme de su plúmbea faz urbana, de decirle adiós a sus tugurios y sus miserias, también a sus barrios pitucos, asépticos, sin alma.
Hay otros días en los que me siento en paz con mi entorno. Son periodos de feliz reconciliación, en los que Lima, a pesar de todos sus problemas, es realmente mi ciudad, la casa de mis recuerdos y de mi historia personal; entonces, me parece irresistiblemente hermosa y siento orgullo de su pasado colonial, cuando era la Perla del Pacífico, la Ciudad Jardín, la urbe más importante del Nuevo Mundo.
Y me regocijo al ver su mar prodigioso y cercano, al caminar por sus plazas ahítas de historia y tradición o al sentir la pujanza de la Lima provinciana, la Lima de los migrantes que sembraron sus esteras en los arenales infinitos o colgaron sus casas en las faldas de los cerros, convirtiéndola en una sinopsis del país, en un crisol de razas y costumbres.
Hoy estoy bien con Lima, quizás mañana, cuando haya pasado su aniversario, la odie de nuevo y me quiera marchar. No lo sé, nuestra relación es confusa como las de esas parejas que se aman mucho, pero pelean siempre y se amistan siempre. Nunca se separan.
Así que sólo queda aguantar o escaparse a cualquier lugar cuando el cielo se pinte de melancolía. Luego, al volver, sentirás que Lima es tu casa y tu refugio; simplemente tu ciudad. (Rolly Valdivia Chávez).
*Lima en Explorando Perú
Es raro lo que me ocurre con Lima. A veces no la soporto, la odio a muerte, la detesto por su cielo deprimente y mustio, por sus interminables días huérfanos de sol y su humedad que enferma, por su tráfico salvaje, enredado, casi surrealista y sus calles de violencia; entonces, me dan ganas de marcharme de su plúmbea faz urbana, de decirle adiós a sus tugurios y sus miserias, también a sus barrios pitucos, asépticos, sin alma.
Hay otros días en los que me siento en paz con mi entorno. Son periodos de feliz reconciliación, en los que Lima, a pesar de todos sus problemas, es realmente mi ciudad, la casa de mis recuerdos y de mi historia personal; entonces, me parece irresistiblemente hermosa y siento orgullo de su pasado colonial, cuando era la Perla del Pacífico, la Ciudad Jardín, la urbe más importante del Nuevo Mundo.
Y me regocijo al ver su mar prodigioso y cercano, al caminar por sus plazas ahítas de historia y tradición o al sentir la pujanza de la Lima provinciana, la Lima de los migrantes que sembraron sus esteras en los arenales infinitos o colgaron sus casas en las faldas de los cerros, convirtiéndola en una sinopsis del país, en un crisol de razas y costumbres.
Hoy estoy bien con Lima, quizás mañana, cuando haya pasado su aniversario, la odie de nuevo y me quiera marchar. No lo sé, nuestra relación es confusa como las de esas parejas que se aman mucho, pero pelean siempre y se amistan siempre. Nunca se separan.
Así que sólo queda aguantar o escaparse a cualquier lugar cuando el cielo se pinte de melancolía. Luego, al volver, sentirás que Lima es tu casa y tu refugio; simplemente tu ciudad. (Rolly Valdivia Chávez).
*Lima en Explorando Perú
Comentarios
VIVA EL PERU CARAJOOOOOOO
Rody
Gracias por tu nota.
Te digo sinceramente que aquel que no vive en Lima, la extraña, así con todo aquello que has sabido describir tan bien. Esa relación de amor-odio que también tengo desaparece en el momento que piso suelo limeño.
Un abrazote y que viva la Lima de mis amores!
Ursula
Saludos Úrsula,
r.v.ch.