Dónde el autor se olvida de los buenos deseos y se despide con encono del año 2007, con la única intención de exorcizar a sus propios demonios. Adiós 2007. Te despido sin nostalgia y sin alegría porque no fuiste un buen año. En verdad ni siquiera tengo ganas de hacer un balance de tus 12 meses. No quiero pensar en los chispazos de alegría ni en las sonrisas fugaces, tampoco en las frustraciones ni en el panorama tristemente gris que opacaron varios, muchos -quizás demasiados- de tus días. Al fin te vas, 2007. Nada es eterno ni siquiera tú y tus desdichas, tú y tus tragedias, tú y tu obstinación por arrancarle centenares de vidas al sur del Perú, de enterrar esperanzas y futuros, de sumir en la desesperación y el dolor a miles de nuestros compatriotas, miles de nuestros hermanos. Muchos se preparan a celebrar tu partida. Te quemarán simbólicamente y harán estallar bombardas y fuegos de artificio. Luego vendrán los abrazos, los buenos deseos, el correr con una maleta en la mano o el come...